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por el clérigo José Bongiovanni, en honor del
santo patrono de la juventud, manifiesta el
talento poético nada común del autor.
En las familias se lloraba a los muertos en
batalla, o temblaban por la suerte de los
supervivientes. Parecía que la guerra iba a ser
larga. Las tropas aliadas cruzaron el Mincio y
acamparon frente a plazas formidablemente
fortificadas, difíciles de expugnar, si no era
después de largo asedio. Todos preveían junto a
Verona otra sangrienta batalla como la de
Solferino. Los barcos de guerra franceses habían
entrado en el Adriático y se unían con la escuadra
sarda en Antívari.
Se había fijado el diez de julio para asaltar
Venecia. En medio de la agitación general don
Bosco anunciaba la paz. Así nos lo escribía la
Condesita Sor Filomena Cravosio:
<((**It6.248**)) me rogó
una tarde que la acompañara para visitar a don
Bosco. Sucedió algo extraordinario: don Bosco nos
hizo pasar al refectorio, donde acababa de cenar
con sus sacerdotes, los cuales estaban todavía a
su alrededor. Un poco más lejos había unos alumnos
sentados, quién sobre una mesa, quién sobre un
tosco banco, que ensayaban un canto con los
papeles de música en la mano. De vez en cuando se
acercaba un muchachito a don Bosco, le decía una
palabrita al oído y él respondía con la misma
reserva. Nos saludó con muy pocas palabras y nos
hizo sentar junto a él. Habló de cosas
indiferentes, y de cuando en cuando dirigía a mi
madre una expresiva mirada. Cuando hubieron salido
del refectorio todos los sacerdotes, dijo a mi
madre:
>>-Señora Condesa, sé lo que usted quiere
decirme, pero sea valiente. (Y bajó el tono de
voz.) Esta misma noche firmará Napoleón la paz y
la guerra habrá terminado.
>>Y mi madre replicó:
>>-íEsto es imposible! Usted lo dice para
consolarme, pero la realidad es muy diferente.
>>Al día siguiente íbamos mi madre y yo, a eso
de las siete de la mañana, a oír misa en la
iglesia de San Dalmacio. Al atravesar la calle
Garibaldi, entonces llamada Dora Grossa, oímos
vocear a los vendedores de periódicos:
>>íLa paz de Villafranca firmada esta noche por
el Emperador Napoleón, Víctor Manuel y el
Emperador Francisco II de Austria!
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