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de Biella al frente de seis batallones de
voluntarios y, dando un largo rodeo sobre Novara,
ocupada por los austríacos, marchaba hasta Arona.
De allí bajó a Castelletto, cruzó el Tesino,
durante la noche del veintidós al veintitrés de
mayo, y llegó a Varese. El veinticuatro sostuvo un
afortunado combate contra el general Urban, que
había acudido desde Milán, y lo desalojó de Como.
Visconti Venosta, Comisario Real, proclamaba a
Víctor Manuel por Rey y Señor de aquellas tierras.
Pero Urban, después de reconquistar Varese,
volvía a Como para la revancha, cuando recibió
orden de juntarse con el grueso del ejército.
Se pronosticaba que la guerra sería más
sangrienta de lo previsto.
Víctor Manuel, que se veía a cada instante en
peligro de muerte, escribía al Papa el veinticinco
de mayo prometiendo y suplicando que lo absolviese
de las censuras. Pío IX lo absolvía, pero le
recordaba que solamente era válida la absolución,
si iba acompañada del propósito de reparar lo
mejor posible los daños causados a la Iglesia, y
de la voluntad de abstenerse de causar otros en lo
porvenir.
((**It6.237**)) El
treinta de mayo fueron atacadas en Palestro las
avanzadas austríacas, atrincheradas entre Vercelli
y Bobbio, que se vieron obligados a desalojar. El
ejército piamontés daba pruebas de gran valor.
Tres de sus brigadas arrojaban al enemigo de
Vinzaglio y Confienza y ocupaban Casalino. Al día
siguiente intentaban los austríacos reconquistar
estas posiciones, pero no lo lograban. Al fin del
combate habían perdido mil seiscientos hombres, y
casi seiscientos los aliados.
Todo el ejército francés estaba ya concentrado
entre Vercelli y Novara; una división avanzaba
hasta Trecate y la otra hasta Galliate en la
orilla derecha del Tesino. Al darse cuenta Giulay
de que amenazaban a Milán, mandaba pasar en
seguida a todo su ejército, desde Vigevano y
Garlasco, a la orilla izquierda del Tesino y lo
concentraba en Magenta. Los aliados cruzaban sobre
dos puentes el mismo río, y el cuatro de junio se
entablaba la batalla. Fue un largo y terrible
encuentro, pero consiguieron la victoria. Austria
perdió diez mil soldados entre muertos y heridos y
siete mil prisioneros; los franceses, cuatro mil
entre muertos y heridos y mil prisioneros.
El día cinco comenzaron los austríacos la
retirada pasando el río Mincio, abandonaron Milán
y se prepararon para oponer fuerte resitencia en
el cuadrilátero 1. Allí se juntaron ciento
cincuenta mil
1 Se refiere al espacio, históricamente famoso,
defendido por las cuatro plazas fuertes de Verona,
Mantua, Legnano y Peschiera, (N. del T.).
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