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Emmo. Cardenal Vicario del mayo próximo pasado,
las recomendaba encarecidamente y las quería
introducir y difundir en el Estado Pontificio.
Para recibir las suscripciones a las Lecturas
Católicas está designado en esta diócesis el M.R.
Borgarino, capellán de la Cofradía de San
Sebastián en esta ciudad.
Para el mes de mayo estaba preparada una obrita
del santo sacerdote José Frassinetti, prior de
Santa Sabina en Génova. Se trataba de las Memorias
de la vida de la piadosa doncella Rosa Cordone,
fallecida en Génova el 26 de noviembre de 1858. El
autor demuestra en esta biografía que un cristiano
puede llegar a la máxima perfección y unión con
Dios, aun sin estar enriquecido con gracias y
dones extraordinarios y sin largas oraciones y
ásperas penitencias.
Para el mes de junio enviaba don Bosco a la
imprenta una obrita anónima: El Santuario de la
Bassa y sus alrededores; recuerdos de una fiesta.
En la portada llevaba el verso: Tot tibi sunt
dotes, Virgo, quot sidera Coeli (Tus virtudes, oh
Virgen, son tantas como las estrellas del cielo).
Es un santuario del Piamonte, situado en los
montes de Rubiana, que atestigua las grandezas de
la bondad de María al escuchar las súplicas de los
que a Ella acuden.
Mientras don Bosco corregía sus pruebas de
imprenta, que trataban de las más humildes y
tranquilas virtudes, como un sedante de la
violentas pasiones, que agitaban por todo el reino
los espíritus, recibía el gran consuelo de las
pruebas de la amable protección que Domingo Savio
dispensaba desde el cielo al Oratorio, a sus
antiguos compañeros y a los alumnos. Una noche del
mes de abril leyó a toda la comunidad reunida una
carta de Mateo Galleano, en la que daba fe de que
a primeros del mes, oprimido por un atroz malestar
de cabeza y un agudo dolor ((**It6.226**)) de
muelas, después de dos días de sufrimientos
decidió recurrir al buen Domingo. Rezó en su honor
un padrenuestro, y al llegar a las palabras: mas
Iíbranos del mal, instantáneamente sintió
desvanecerse todo dolor y desaparecer la
hinchazón.
Estaba presente a esta lectura Carlos
Dematteis, que sufría dolor de muelas desde hacía
varias semanas sin lograr calmarlo con las
medicinas. Animado por el afortunado caso del
compañero, preguntó a don Bosco:
-Tendré que intentar yo también la prueba de
encomendarme a Savio?
-Sí, hazlo, contestó don Bosco; rézale esta
misma noche un padrenuestro y una avemaría y
confía en él.
Dematteis fue al dormitorio, rezó la oración y
se acostó. Al contrario
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