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Humildes saludos al intrépido reverendo
Fenoglio. Muchos ánimos para los dos en el Señor.
Búsqueme un millón de suscriptores a las Lecturas
Católicas; rece por mí y por mis pobres hijos,
mientras me ofrezco.
De V. S. Carísima en el Señor.
Turín, 3 de abril de 1859
Seguro Servidor y amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
Cerramos este capítulo con una observación. Si
el alma de la Compañía de San José y de las otras
era la comunión frecuente, la formación, el
incremento y el vínculo que unía a los miembros de
aquellas instituciones, hay que atribuirlos al
celo y al buen ejemplo de los clérigos.
Casi todas las semanas los reunía don Bosco en
su habitación y sostenía con ellos íntimas
conversaciones, en las que les inculcaba sus
ideas, les daba normas para que mantuviesen una
conducta ejemplar; y al describir las virtudes de
san Francisco de Sales, frecuentemente hacía
calurosos elogios de su dulzura, pureza y espíritu
de sacrificio al afanarse e industriarse de mil
maneras, aun a costa de su propia vida, por la
salvación de las almas.
Estos clérigos, objeto de sus más tiernos
cuidados, habían sido educados y formados por él
desde su niñez y correspondían a las enseñanzas
recibidas. Y no podía ser de otro modo; pues él no
admitía en su clero ni en el de los seminarios,
más que a los jóvenes que presagiaban un feliz
resultado; y los ayudaba por todos los medios para
alcanzar sus santos deseos.
((**It6.201**)) Prueba
de ello es la carta que escribía al canónigo
Vogliotti, Rector del Seminario y Provicario
diocesano:
Ilmo. Señor Rector:
El clérigo Alasia de Sommariva, seminarista en
Chieri, me escribe que le reclaman el pago de la
pensión. Fue al Seminario con la esperanza de
estar gratuitamente de acuerdo con las esperanzas
que usted me dio. Suplico acuda usted en su
socorro, porque de otro modo, como no puede pagar
ni un sueldo, se vería obligado a volver a su
casa. El clérigo Bonetti disfrutaba el año pasado
de beca entera y usted me dio a entender que al
aceptar en mi casa a Bonetti, transferiría la beca
al clérigo Alasia.
Confiando plenamente en su bondad, me profeso
con toda estima.
De V.S. Ilma.
En casa, 6 de abril de 1859
Su seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
(**Es6.159**))
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