((**Es6.155**)
Miembros efectivos podrán ser los aprendices,
sus Maestros, Asistentes, Catequistas y todos los
que cumplan las condiciones que a continuación se
indican.
III
CONDICIONES DE ACEPTACION
Para formar parte de esta Compañía es
necesario:
1. Que el joven haga expresa petición,
directamente o por medio de otro, al Presidente.
2. Que haya sido admitido a la sagrada
comunión.
3. Que haya observado buena conducta durante
dos meses.
4. Que sea juzgado apto por los miembros de la
Dirección de la Compañía y cuente con la
aprobación del Superior de la Casa.
5. Que haya leído el Reglamento de la misma y
prometa cumplirlo.
6. Hará un aspirantado de dos meses, después de
los cuales, si hubiere dado pruebas de aptitud,
será inscrito en el registro de los socios
efectivos.
7. El día de su aceptación se acercará a los
santos sacramentos, recibirá la medalla bendecida
de san José, junto con el certificado de admisión.
((**It6.195**)) Se
recomienda a todos llevar devotamente al cuello
esta medalla, para ganar las muchas indulgencias
anejas a ella.
IV
REGLAS GENERALES
Los jóvenes que forman parte de la Compañía de
San José, confiando en el poderoso auxilio de este
gran Santo, prometen:
1. Observar diligentemente el Reglamento de la
Casa.
2. Prestar exacta obediencia a los Superiores,
a los cuales se someten con ilimitada confianza, y
edificar a los compañeros con el buen ejemplo,
amonestándolos caritativamente siempre que se
presente la ocasión, animándolos al bien y
apartándolos del mal.
3. Esmerarse con toda caridad para impedir las
riñas y toda clase de discordias entre compañeros
en cualquier lugar o circunstancia.
4. Evitar rigurosamente o impedir, por sí o por
medio de otros, las malas conversaciones y
cualquier cosa contraria a la modestia.
5. Huir del ocio y procurar que estén bien
ocupados todos los momentos del día.
6. Vencer el respeto humano y no ser esclavos
de vanos o imaginarios temores.
7. Mortificar los sentidos para conservarse
puros y castos de pensamiento, palabra y obra, a
imitación de san José, que fue el primero en
ofrecer a Dios con voto su pureza, y mereció ser
el guardián de la misma pureza, Jesucristo.
(**Es6.155**))
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