((**Es6.153**)
pues no había de ello prescripción alguna
reglamentaria, pero era tan grande la devoción que
les había inspirado que casi todos tomaban parte
en aquella piadosa práctica. Don Bosco quiso
siempre que hubiese un altar dedicado a san José
en todas las iglesias que él levantó. Tuvo una
gran alegría y exteriorizó su contento, cuando el
papa Pío IX lo proclamó Patrono de la Iglesia
Universal; y estableció en 1871 que en todas sus
casas, lo mismo estudiantes que aprendices, debían
celebrar su fiesta el diecinueve de marzo,
guardando completo descanso de todo trabajo. Por
aquellos años, el diecinueve de marzo no era día
festivo.
((**It6.192**)) El 1859
daba don Bosco una prueba de su constante devoción
a san José, añadiendo en el devocionario <> una práctica piadosa en memoria
de los siete dolores y gozos de san José; una
oración al mismo santo para obtener la virtud de
la pureza; otra para impetrar una buena muerte y
unas hermosas canciones religiosas en su honor.
Además incluyó en el reglamento del Oratorio
festivo, la siguiente nota en el capítulo 5.° de
la 3.¦ parte: <>.
No contento con ello encargó a la hermana de
Silvio Péllico que tradujera del francés un
librito titulado Los siete Domingos de San José,
que quería imprimir y divulgar entre el pueblo.
Publicamos una carta de esta excelente señora,
escrita a principios del invierno, sobre este
librito.
Ilmo. y Rvdmo.:
Ya que se malogró mi esperanza de ver a V.S.
Ilma. en mi casa de campo, permítame le agradezca
el honor que se dignó concederme.
Como me parecía que, para corregir mi pobre
traducción de los Siete Domingos de San José
necesitaba usted el texto francés, hice buscar en
Turín ese librito, pero no lo hay. Le envío por
tanto el ejemplar adjunto, el cual, aunque sea de
poca monta, desearía volviese a mis manos, porque,
como puede usted ver, me fue regalado por el
autor; por eso se lo encarezco.
V.S. Ilma., que conoce a tantas personas, mire,
se lo suplico, si hay manera de hospedar a Hinger
durante el invierno que se avecina. Cómo se
arreglará el pobre, sin nada? Quisiera trabajar,
pero sin nada, nada se puede hacer.
((**It6.193**)) Dirá
V.S. con razón, que soy pesada; pero no, no lo
dirá porque V.R. tiene caridad en el corazón, y a
estas horas sabrá por el mismo Hinger que, por
haber hecho por él todo lo que pude, ando ahora
endeudada, y que hace ya más de cuatro años que me
persiguen el granizo y otras calamidades. Alabado
sea por ello el Señor; pero ya no me quedan
recursos para seguir ayudando a este pobrecito.
(**Es6.153**))
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