((**Es6.111**)
-Teniendo a don Bosco, ya no necesitan de
nosotros, contestó el oficial de Curia, y veremos
cómo se las arreglan.
Si es verdad que los unos tenían razón, también
lo es que los otros estaban en su derecho; pero la
bondad de Dios así lo disponía para que se viera
que no le faltaba a don Bosco su ayuda, lo mismo
en las grandes que en las pequeñas dificultades.
Volvió el clérigo Cagliero al Oratorio, contó
lo sucedido a don Bosco y, al verle pensativo,
añadió:
-Si hay que ir a la guerra iré; Víctor Manuel
tendrá un soldado más y, o pierdo allá la cabeza o
vuelvo con los galones puestos, mas no quiero que
usted se moleste por mí.
-Pero es que yo quiero molestarme y,
precisamente por ti, añadió don Bosco.
Y entonces, aconsejó al clérigo Francesia que
se presentase al canónigo Vogliotti pidiéndole
consejo sobre lo que había de hacer. El canónigo,
cortésmente, le aseguró que la Curia ya no podía
hacer nada, pues había cumplido en todas sus
partes las diligencias oficiales con el Gobierno y
aquel mismo día había expirado el plazo para
aquella presentación; que le pesaba la omisión por
olvido involuntario y que los dos del Oratorio
debían industriarse para salvarse como mejor
pudieran.
Cuando el clérigo Francesia llegaba al
Oratorio, estaba don Bosco a punto de salir:
-Qué tal?, le preguntó.
-Nada, respondió Francesia.
-Entonces acudiré al Ministro de la Guerra.
Pero, antes de ir, acudió a Dios con la
oración. Don Bosco ya había comprobado la
influencia de ésta para inclinar a sus deseos el
ánimo de los poderosos, siempre que había tenido
que tratar con ellos; y siguió haciendo lo mismo
durante toda su vida en semejantes circunstancias.
Con este medio, ((**It6.137**)) nos
decía, si la cosa es para bien, se obtiene lo que
se desea y, se obtendrá aun cuando se pida a los
que no nos aprecian ni estiman; porque Dios tocará
en este momento su corazón de modo que escuche
favorablemente nuestra petición.
En efecto, Nehemías se expresaba en estos
términos al contar cómo expuso una petición de
mucha importancia a Artajerjes: Invoqué al Dios
del cielo y respondí al Rey... y el Rey me lo
concedió todo, pues la mano bondadosa de mi Dios
estaba conmigo.1
1 Nehemías,II, 4,8.
(**Es6.111**))
<Anterior: 6. 110><Siguiente: 6. 112>