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CAPITULO XI
JUAN CAGLIERO GRAVEMENTE ENFERMO -VISION PROFETICA
-CONVALECENCIA, RECAIDA, CURACION -CAGLIERO TOMA
LOS HABITOS -CONSECUENCIAS Y PRUEBAS DE LA
PROFECIA
LA Santísima Virgen daba una prueba más de su
protección y satisfacción por cuanto se realizaba
en el Oratorio, con la curación del alumno Juan
Cagliero.
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Expliquemos el hecho con sus pormenores.
Un día, a finales del mes de agosto, Juan
Cagliero volvió a casa, agotado por el trabajo de
la asistencia a los enfermos del lazareto;
sentíase mal y tuvo que acostarse. Don Bosco, que
lo quería como un padre, hizo que le dispensaran
todos los cuidados posibles para salvarle de las
terribles fiebres tifoideas que lo martirizaron
durante casi dos meses; pero inútilmente. Teniendo
en cuenta la gravedad de la enfermedad, pocos días
después de ponerse en cama, Cagliero confesó y
recibió la sagrada comunión. Pero las fiebres se
agravaron ((**It5.105**)) tanto
que, al cabo de un mes, se hallaba en las últimas.
Don Bosco había asegurado que ninguno de los suyos
moriría del cólera, con tal de que se mantuvieran
en gracia de Dios. Cagliero, que contaba dieciséis
años, confiaba totalmente en las palabras de don
Bosco; pero la cuestión estaba en que su caso no
era el del cólera. En el Oratorio todos temían que
de un día a otro pasara a la eternidad; sin
embargo, él estaba tranquilo. Dos famosos médicos
de Turín, Galvagno y Belingeri, confirmaron, tras
la consulta, que el caso era desesperado, y
recomendaron a don Bosco que le administrase los
últimos sacramentos, porque no llegaría al día
siguiente. El clérigo Buzzetti comunicó a Cagliero
el peligro en que se encontraba, y le
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