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Pero si don Bosco conservaba vivos los
recuerdos de Roma, él había dejado de sí gratísima
memoria en la ciudad eterna y en el corazón de los
romanos. Lo prueba una carta del marqués Patrizi.
Roma, 1 de julio de 1858
I.M.I.
Muy estimado don Bosco:
Parece extraño responder con esta fecha a unas
letras del veintidós de mayo, pero >>cómo hacer?
Su apreciadísima carta no llegó a mis manos hasta
anteayer; me la trajo Canori, que la encontró
dentro de otra dirigida a él, y que el Emmo.
Marini había tenido consigo hasta entonces.
Basta: espero que no lo tome a mal y que sabrá
disculpar esta involuntaria falta.
Pero pasemos enseguida a nuestros temas
predilectos y antes que ninguno al de las
Conferencias anejas. >>Por qué no estuvo presente
nuestro querido Fundador? Estoy convencido de que
le gustaría en el Señor lo ya establecido, aunque
en reducidas proporciones, pero de forma que hace
prever una larga duración. íNo pasan de ocho los
jóvenes inscritos y ya patrocinan a once! Estos
acuden asiduamente al Oratorio y también al patio.
Algunos, según dicen los dueños de las tiendas
donde trabajan, han cambiado de conducta y parece
deba atribuirse a los cuidados de sus patronos.
Los libritos se han adoptado con gran
satisfacción. En ellos se califican por puntos:
cinco, diez, veinte, según la conducta de cada
muchacho. Se marcan con un sello que lleva la
letra J, si asistieron al Jardín (patio). Además
el párroco tiene la bondad de poner también su
sello si el mismo día asistieron al catecismo. Se
ha acordado hacer un reparto de premios cada dos
meses y parece ser que todo marcha bien. El abate
Biondi se toma mucho interés y preside nuestras
reuniones semanales.
((**It5.928**)) Los
muchachos están agradecidísimos por el recuerdo
que de ellos conserva y esperan volver a verle
pronto. Rezarán también por sus consocios de
Turín. Si fuera posible, quisiera inscribirlos
para la fiesta de San Vicente, para que puedan
lucrar las indulgencias concedidas a nuestra
Sociedad: tienen muchas ganas de ello. Ruegue al
Señor por nosotros para que esta obra pueda
prosperar y dé los mejores frutos.
Las Lecturas Católicas, como ya habrá sabido,
parece que podremos imprimirlas aquí y más baratas
que en Turín. No se podían sostener los gastos de
envío.
Tendremos muy buenos colaboradores y podremos
entregar doce folletos en dieciseisavo, de cien
páginas cada uno, a treinta bayocos por
suscriptor. El Santo Padre ha hecho dirigir una
circular a los decuriones para animarlos a
interesarse por esta suscripción. En cuanto
lleguemos a los tres mil suscriptores,
empezaremos.
Por nuestra parte escribirán el canónigo
Audisio, el padre Paria, y el conde Tulio Dandolo:
en fin, abrigamos buenas esperanzas. Espero poder
ir a verle en otoño. Mientras tanto ruegue por mí
y por todos nosotros, que tanto le queremos.
Reciba muchos recuerdos del abate Biondi,
Catini y de todos nuestros socios y creame.
Su
afmo. y seguro servidor
G. PATRIZI
(**Es5.658**))
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