((**Es5.657**)
<>.
Con esta preparación, los estudiantes del
Oratorio comenzaron los ejercicios espirituales el
veintiséis de abril. También los hicieron, esta
sola vez, los muchachos de las escuelas privadas
de Humanidades y Retórica del profesor Mateo
Picco, quienes, hacía tiempo, iban a confesarse
regularmente con don Bosco.
((**It5.926**)) Predicó
el teólogo Antonio Belasio, natural de Sartirana,
misionero apostólico, cuya pericia para describir
semejanzas, parábolas y hechos históricos se puede
colegir de cuanto dejó impreso. Algunos clérigos,
deseosos de imitarlo, le preguntaron qué normas
debían seguir para llegar a ser verdaderos
oradores sagrados. El les respondió:
-Hablar mucho con el Señor; estudio y
meditación; frecuencia de buenas y sabias
compañías.
Don Bosco durante aquellos días no abandonaba
su papel. José Reano escribe en estos términos
algunos recuerdos de las charlas de don Bosco a
los alumnos antes de ir a dormir.
<>Cuáles son los tres enemigos del hombre? -No
era fácil la respuesta, pero don Bosco quería
mantener despierta la atención de todos. Tomatis y
otros más contestaron, mas no adecudamente a lo
que don Bosco pensaba, y entonces él explicó: -Los
tres enemigos del hombre son: la muerte (que le
sorprende), el tiempo (que se le escapa), y el
demonio (que le tiende sus lazos).
>>Otra vez preguntó al joven Fiorio: ->>Sabrías
decirme cuál es la felicidad que el hombre debe
tener en este mundo? -El joven no supo responder
con precisión y dijo don Bosco: -Es feliz en esta
vida el que no tiene remordimientos de conciencia.
>>Un día describió el paraíso, la felicidad que
posee un bienaventurado, el gozo que encuentra, el
espectáculo de contemplar a los ángeles, a las
almas de los santos, a Dios en todo su esplendor,
y a María Santísima. Cuando tocaba este tema,
arrastraba consigo al auditorio hasta la felicidad
eterna>>.
Los ejercicios espirituales terminaron con
frutos consoladores y don Bosco seguía hablando de
su viaje a Roma, de la Iglesia y del Papa.
((**It5.927**))
Describía las virtudes de Pío IX, lo mucho que
quería a la juventud y hechos diversos de su vida.
(**Es5.657**))
<Anterior: 5. 656><Siguiente: 5. 658>