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aquella mañana ya había desaparecido, pero no
terminó tan pronto la alegría de muchos amigos
suyos piamonteses, entre los que estaba Juan
Tamietti, natural de Cambiano, que le había visto
en el balcón del Vaticano. En cuanto le
encontraron:
-Estupendo, le decían, muy bien. íHacía muy
bonita figura ante toda la plaza!
Don Bosco abría el libro y les enseñaba las
flores que había tomado allí arriba, y que siempre
conservó desecadas como grato recuerdo de aquel
día.
Pero >>no se podría dar un significado más
concreto a estas flores, tomadas por don Bosco
bajo la silla del Papa, y al pie de Pío IX sobre
sus hombros: Lo vamos a ver en el curso de nuestra
narración.
Las solemnidades no habían terminado con la
bendición del Papa. El lunes de Pascua celebraba
el pontifical en la Basílica Vaticana el cardenal
Ludovico Altieri y el martes el cardenal Carlos
Reisach. Don Bosco ((**It5.905**)) no
quiso perderse ninguna de estas admirables
funciones que le transportaban a la meditación del
paraíso y nosotros las recordamos porque la mayor
parte de los cardenales nombrados fueron
protectores y amigos de nuestro buen padre.
Mientras tanto, uno de aquellos días quiso el
conde Rodolfo De-Maistre dar una prueba de lo
mucho que apreciaba a don Bosco y lo invitó a un
banquete diplomático. Asistieron diversos
personajes de las varias cortes de Europa
acreditadas ante la Santa Sede. Entre ellos es
motivo de gran distinción el saber hablar muchas
lenguas; el conde De-Maistre, dirigía a uno la
palabra en francés, a otro en alemán y a un
tercero en español. Finalmente se dirigió a don
Bosco, que estaba calladito en medio de personas,
que hablaban todas las lenguas menos el italiano.
Don Bosco estaba sentado frente al Conde, quien le
preguntó, en buen piamontés, si había oído aquella
mañana la música de la capilla pontificia y qué
juicio le merecían los cantores romanos, si le
habían gustado los agudos chillidos de determinado
soprano y ciertas voces desgarradas de algunos
bajos. Don Bosco, con desparpajo y en alta voz, le
iba respondiendo en el lenguaje popular Gianduia 1
con frases, refranes, agudezas y comparaciones
oportunas. Y así continuaron los dos de esta
manera, soltando las palabras más raras y las
menos inteligibles para los extranjeros, en su
propio dialecto.
1 Se refiere a la forma popular y graciosa con
la que hablaban los que llevaban la máscara
popular piamontesa de Gianduya o Juan de la bota.
(N. del T.)
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