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((**Es5.636**) ->>Entonces, qué puedo hacer, si todos sois igual de buenos? Vamos a ver: íse la daré al más travieso! íQuién es el más travieso de vosotros: -Yo yo, respondieron con gritos ensordecedores. El marqués Patrizi y sus amigos, sonreían a cierta distancia, conmovidos y estupefactos al ver a don Bosco ((**It5.896**)) tratar tan amigablemente a aquellos muchachos, a quienes veía por vez primera y dijeron: -He aquí otro San Felipe Neri, amigo de los muchachos. Efectivamente, don Bosco, como si fuera un amigo ya conocido de aquellos chavales, siguió preguntándoles si habían oído la santa misa, a qué iglesia solían ir, si conocían los Oratorios que había por allí y si habían hablado con el abate Biondi. Los chicos le respondían. El diálogo se animaba hasta que finalmente don Bosco, después de haberles recomendado que fueran siempre buenos cristianos, les prometía volver a pasar por aquella plaza y llevar una medalla o una estampa para cada uno de ellos. En medio de afectuosos saludos dejó don Bosco a aquella turba, y volvió a los señores que le esperaban, enseñándoles la medalla que aún seguía en su mano. No había dado nada a los muchachos que, sin embargo, habían quedado contentos. El marqués Patrizi observó entonces: -Decía el Beato Sebastián Valfré: <>. Aquel día debía ir el Papa a Santa María sobre Minerva, donde se entregaban unas dotes para doncellas necesitadas. Invitado por el cardenal Gaude, pudo don Bosco contemplar el noble cortejo que acompañaba la carroza del Papa, tirada por seis caballos, ser testigo del cariño y entusiasmo de la gente por el Vicario de Jesucristo, ((**It5.897**)) estar en la fiesta y recibir varias veces la bendición pontificia. No consta en documentos, pero parece muy probable que el cardenal Gaude presentara a don Bosco al angelical Pío IX. Aquella noche en casa de De-Maistre cenaba el Marqués Fassati, acabado de llegar de Turín para asistir a las funciones de la semana santa. El veintiséis de marzo volvía don Bosco al monte Celio, y entraba en el amplio templo de San Esteban redondo, así llamado por su forma. La cornisa circular está sostenida por cincuenta y seis columnas. (**Es5.636**))
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