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((**Es5.626**) A continuación quiso el Papa que le expusiera minuciosamente los principios de la obra de los Oratorios en Turín y lo que le había movido a comenzarla; lo que allí se hacía y cómo se hacía y los obstáculos que había tenido que vencer. Cuando oyó todo el cúmulo de amenazas, contradicciones, persecuciones y halagos, exclamó, aludiendo a cuanto él mismo había sufrido por la revolución: -Efectivamente íambulavimus per vias difficiles! (anduvimos por caminos difíciles). ((**It5.882**)) Y don Bosco le respondió sonriendo: -Pero, por la gracia de Dios, non lassati sumus in via iniquitatis, (no fuimos abandonados en el camino de la iniquidad). Y siguió contándole el mucho bien que el Señor se había dignado hacer por su infinita misericordia, y cómo habían vivido y vivían todavía en el Oratorio muchos jóvenes de extraordinaria virtud. La conversación giró entonces en derredor a Domingo Savio y don Bosco contó al Papa la visión del buen jovencito sobre Inglaterra. Pío IX escuchó con bondad y dijo con gozo: -Esto confirma mi propósito de trabajar con energía en favor de Inglaterra a la que he dedicado mis mayores preocupaciones. Esto me servirá, por lo menos, como consejo de una alma buena. Pero aquella revelación hizo nacer en la mente de Pío IX una duda y, mirando fijamente a don Bosco, le preguntó si, por acaso, también él había recibido alguna arcana comunicación para proceder en la obra que había fundado, y como le pareciera que don Bosco titubeaba, insistió para que le contara minuciosamente todo lo que tuviera, aunque sólo fuera en apariencia, algo de sobrenatural. Y don Bosco, con filial confianza, le narró cuanto había pasado por su fantasía en sueños extraordinarios, que en parte ya se habían verificado, comenzando por el primero, cuando él contaba cerca de nueve años. El Papa le escuchó con viva atención y, muy conmovido, sin disimular que hacía mucho caso de ello, le recomendó: -En llegando a Turín, escribid esos sueños y cuanto me habéis expuesto ahora, con todo detalle y naturalidad; guardadlo como patrimonio para vuestra Congregación; legadlo para estímulo y norma de vuestos hijos. De todo ello tomó pie para exaltar la misión de ((**It5.883**)) quien trabaja por la juventud, empleando las más afectuosas expresiones de complacencia; y al mismo tiempo hizo alusión al bien que se realizaba en Roma por los Oratorios festivos y muchas instituciones; alabó la educación e instrucción impartida a los muchachos en el Hospicio (**Es5.626**))
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