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A continuación quiso el Papa que le expusiera
minuciosamente los principios de la obra de los
Oratorios en Turín y lo que le había movido a
comenzarla; lo que allí se hacía y cómo se hacía y
los obstáculos que había tenido que vencer. Cuando
oyó todo el cúmulo de amenazas, contradicciones,
persecuciones y halagos, exclamó, aludiendo a
cuanto él mismo había sufrido por la revolución:
-Efectivamente íambulavimus per vias
difficiles! (anduvimos por caminos difíciles).
((**It5.882**)) Y don
Bosco le respondió sonriendo:
-Pero, por la gracia de Dios, non lassati sumus
in via iniquitatis, (no fuimos abandonados en el
camino de la iniquidad).
Y siguió contándole el mucho bien que el Señor
se había dignado hacer por su infinita
misericordia, y cómo habían vivido y vivían
todavía en el Oratorio muchos jóvenes de
extraordinaria virtud. La conversación giró
entonces en derredor a Domingo Savio y don Bosco
contó al Papa la visión del buen jovencito sobre
Inglaterra. Pío IX escuchó con bondad y dijo con
gozo:
-Esto confirma mi propósito de trabajar con
energía en favor de Inglaterra a la que he
dedicado mis mayores preocupaciones. Esto me
servirá, por lo menos, como consejo de una alma
buena.
Pero aquella revelación hizo nacer en la mente
de Pío IX una duda y, mirando fijamente a don
Bosco, le preguntó si, por acaso, también él había
recibido alguna arcana comunicación para proceder
en la obra que había fundado, y como le pareciera
que don Bosco titubeaba, insistió para que le
contara minuciosamente todo lo que tuviera, aunque
sólo fuera en apariencia, algo de sobrenatural. Y
don Bosco, con filial confianza, le narró cuanto
había pasado por su fantasía en sueños
extraordinarios, que en parte ya se habían
verificado, comenzando por el primero, cuando él
contaba cerca de nueve años.
El Papa le escuchó con viva atención y, muy
conmovido, sin disimular que hacía mucho caso de
ello, le recomendó:
-En llegando a Turín, escribid esos sueños y
cuanto me habéis expuesto ahora, con todo detalle
y naturalidad; guardadlo como patrimonio para
vuestra Congregación; legadlo para estímulo y
norma de vuestos hijos.
De todo ello tomó pie para exaltar la misión de
((**It5.883**)) quien
trabaja por la juventud, empleando las más
afectuosas expresiones de complacencia; y al mismo
tiempo hizo alusión al bien que se realizaba en
Roma por los Oratorios festivos y muchas
instituciones; alabó la educación e instrucción
impartida a los muchachos en el Hospicio
(**Es5.626**))
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