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((**Es5.625**) Ya en el Quirinal, al declinar la tarde, recibió una invitación para ir al Vaticano. El Papa quería hablar por lo largo con él y le recibió con muestras de singular afecto paternal. Empezó enseguida su conversación: -He reflexionado sobre vuestro proyecto y me he convencido de que podrá hacer mucho bien a la juventud. Hay que realizarlo. >>Cómo podrían, si no, conservarse vuestros Oratorios, y cómo atender a sus necesidades espirituales? Por eso me parece necesaria una nueva Congregación religiosa, en estos tristes momentos. Debe apoyarse sobre estas bases: sea una sociedad con votos, porque sin ellos no se mantendría la unidad de espíritu y de acción; pero estos votos deben ser simples y fáciles de disolver, para que la malevolencia de alguno de los socios no altere la paz y la unión de los demás. Las reglas sean suaves y fáciles de observar. Que la forma de vestir y las prácticas de piedad no la señalen en medio del mundo. Quizá por eso, sería mejor llamarla Sociedad y no Congregación. En resumen, estudiad la manera para que cada miembro sea un religioso ante la Iglesia y ((**It5.881**)) un libre ciudadano ante la sociedad. Luego aludió a algunas congregaciones, cuyas reglas tenían una especial semejanza con la que se pensaba fundar. Entonces don Bosco presentó humildemente a Pío IX el manuscrito de sus Constituciones. -Aquí tiene, Beatísimo Padre, le dijo, el reglamento que contiene la disciplina y el espíritu que, desde hace veinte años,1 informa a los que gastan sus energías en los Oratorios. Ya hace tiempo me había esmerado en dar a los artículos una forma regular; pero estos días pasados he hecho correcciones y añadiduras de acuerdo con las bases que Su Santidad tuvo la bondad de trazarme la primera vez que tuve el alto honor de postrarme a vuestros pies. Pero como quiera que al hacer el borrador de cada uno de los capítulos, habré errado ciertamente en más de un punto del plan propuesto, lo pongo todo en manos de Vuestra Santidad y de aquél a quien se digne nombrar para leer, corregir, añadir y quitar cuanto se juzgue conveniente para mayor gloria de Dios y bien de las almas. Tomó el Pontífice de las manos de don Bosco el reglamento, lo hojeó un poco, aprobó una vez más la idea que los había inspirado y lo colocó sobre una mesa. Así fue como el mismo Vicario de Jesucristo determinó que don Bosco fundara una nueva Sociedad religiosa. 1 Como en otras ocasiones, don Bosco <> un poco los números al decir <>. Estamos en 1858 y él empezó los Oratorios el 8 de diciembre de 1841. (N. del T.) (**Es5.625**))
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