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Bosco no podía, encargaba responder a Miguel Rúa.
Había algún estudiante que le escribía en latín y
él presentaba la carta al cardenal Marini, quien
leía aquellas cartitas con mucho interés. Desde el
primer encuentro con el Cardenal, don Bosco se
convirtió en su amigo íntimo.
También los clérigos del Oratorio le
escribieron todos, como se desprende de la
siguiente carta:
Muy apreciado don Alasonatti:
Sólo dos palabras, porque es hora de subir al
púlpito y el correo se va. Estamos bien; óptima y
paternal recepción la del Papa. Rúa le escribirá
la bendición que nos dio: ya tengo escritas en
parte las cartas para los clérigos, las otras las
escribiré; dígaselo a ellos.
Que Dios le dé salud y gracia. Vale in Domino.
Roma, 17 de marzo de 1858
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
Una sola de aquellas cartas, ha llegado hasta
nosotros:
Roma, 18 de marzo de 1858
Muy querido Anfossi:
>>Quién sabe qué es de Anfossi? Sin duda, que
ha cumplido siempre con su deber. Por tanto, perge
(adelante). Pero recuerda que Dominus promisit
coronam vigilantibus, y que momentaneum est quod
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delectat, aeternum est quod cruciat, y que non
sunt condignae passiones hujus temporis ad futuram
gloriam quae revelabitur in nobis. (Dios ha
prometido la corona a los que están en vela, y que
es momentáneo lo que deleita, eterno lo que
atormenta, y que los sufrimientos del tiempo
presente no son comparables con la gloria que se
ha de manifestar en nosotros).
Quiéreme en el Señor y que la Virgen te
bendiga.
Afmo.
JUAN
BOSCO, Pbro.
Escribió además otras cartas dirigidas a toda
la Comunidad y el citado clérigo Anfossi, lo mismo
que muchos otros, recuerda haberlas oído leer en
público y atestigua: <>.
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