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el propósito de no reñir a nadie tan fuertemente
por tan poca cosa; y admiraba el arte de don Bosco
para ganarse los corazones.
El Conde De-Maistre contaba con frecuencia este
hecho.
Finalmente, después de visitar todo el colegio,
el Eminentísimo purpurado, don Bosco y la comitiva
llegaron a la azotea que cubre todo el edificio,
cuyos muros roza el Tíber hacia el mediodía,
formando un ángulo donde estaban amarrados algunos
barquitos.
Puede llamarse el puerto de los barcos
mercantes que llegan de Ostia a Roma. Mientras don
Bosco observaba de un vistazo toda la extensión
del vasto edificio, experimentaba una viva
satisfacción pensando en el gran número de
muchachos que allí se preparaban para la virtud y
para una vida honrada; y parece que concibió el
santo deseo y pidió a Dios hacer llegar sus
muchachos de Turín al mismo número de los que allí
se reunían. Pocos años después su deseo era
realidad.
Cuando bajaron de la terraza eran las doce y
media. Los muchachos habían ido a comer y como su
Eminencia estaba ((**It5.847**)) muy
cansado, don Bosco y el Conde se despidieron. El
Cardenal les regaló, a él y a sus compañeros, un
dibujo del Hospicio y un grabado de San Jerónimo,
trabajos realizados por los muchachos.
Atravesaron el Tíber por el puente Roto y don
Bosco y los demás tuvieron que guarecerse en el
atrio de la iglesia de Santa María in Cosmedin,
donde se conserva la cátedra en la que enseñaba
Retórica San Agustín. Allí esperaron a que cesara
el chaparrón que inundaba las calles y
contemplaron en una plaza, llamada Boca de la
verdad, 1 muchos bueyes uncidos que descansaban en
medio del fango, expuestos al viento y a la
lluvia. Los boyeros, que se habían refugiado en el
mismo atrio, se pusieron a comer con un apetito
envidiable. En vez de sopa o cocido tenían un
pedazo de bacalao seco, del que arrancaba cada uno
una hebra cuando le convenía. El pan era de
centeno y de maíz y bebían agua.
Al ver su aire sencillo y bondadoso, se acercó
don Bosco y les dijo:
->>Qué? >>Hay buen apetito?
-Mucho, contestó uno de ellos.
->>Os basta esa comida para quitaros el hambre
y manteneros?
-Nos basta; y gracias a Dios que no falte,
puesto que los pobres no podemos aspirar a más.
->>Por qué no lleváis los bueyes al establo?
1 Boca de la verdad: Hay en el atrio de esta
iglesia una famosa escultura, en cuya boca meten
la mano los turistas que aseguran no decir
mentiras. (N. del T.)
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