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((**Es5.582**)((**It5.819**)) CAPITULO LXV PRIMERA MISA DE DON BOSCO EN ROMA - SERMON DEL PADRE ROSSI EN LA IGLESIA DE JESUS - EL PANTEON - SAN PEDRO AD VINCULA - VISITA AL CARDENAL GAUDE - EL MARQUES PATRIZI Y LAS CONFERENCIAS DE SAN VICENTE DE PAUL - SANTA MARIA LA MAYOR - RELIQUIAS DE SAN GALGANO - MISA EN SANTA PUDENCIANA - SANTA PRAXEDES - EL BAPTISTERIO DE CONSTANTINO - LA BASILICA DE SAN JUAN DE LETRAN - LA ESCALA SANTA - PRIMERA VISITA A LA BASILICA VATICANA - EL ASILO DE TATA JUAN - SERMON DEL PADRE CURCI - AUDIENCIA DEL CARDENAL ANTONELLI - EL HOSPICIO DE SAN MIGUEL Y EL CARDENAL TOSTI - EL CAPITOLIO SE hospedaba don Bosco en la parte del monte Quirinal llamada Le Quattro Fontane, por las cuatro fuentes que manan continuamente en las esquinas de las cuatro calles que allí empiezan. El conde Rodolfo De-Maistre, la condesa y sus buenas hijas, sus hijos Francisco, Carlos y Eugenio, oficiales de las tropas pontificias, le trataban con el mismo cariño y atenciones de la antigua amistad que les unía. No tenían capilla en casa, pero don Bosco podía celebrar fácilmente en la de ((**It5.820**)) unas religiosas belgas, que ocupaban un piso del mismo edificio. Miguel Rúa se hospedó allí algunos días con don Bosco, pero luego fue a hacerlo con los Rosminianos, en la calle Alessandrina, n.° 7. El Padre Pagani, general de la Congregación de los Sacerdotes de la Caridad, lo recibió con mucho gusto y le dispensaba toda consideración. Aquí se alojaba también el teólogo Colli, canónigo de la catedral de Novara, que fue luego obispo de Alessandria. El día siguiente a su llegada, veintidós de febrero, don Bosco, acompañado del clérigo Rúa y del conde Rodolfo De-Maistre, fue a celebrar la santa misa en la cercana iglesia de San Carlos, regida por sacerdotes españoles, de la Orden de los mercedarios. Con el deseo de escuchar algún sermón, puesto que estaban en cuaresma y de siempre él padecía ansia de la palabra de Dios, fue a la iglesia llamada de Jesús a oír al padre Rossi, quien habló de las tentaciones. La gravedad del predicador, su agradable e insinuante voz, la pureza de lenguaje, su gracia en la exposición, y, lo que más (**Es5.582**))
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