((**Es5.542**)
Por la nota de la contribución, que era el
recibo del recaudador, resulta que don Bosco
pagaba en Castelnuovo 6,94 liras por los bienes
rústicos y 32,14 liras por los edificios. íVaya
riqueza!
Mientras se preocupaba con suma prudencia de la
elección de buenos católicos, escribía al canónigo
Rosaz de Susa:
Queridísimo señor Canónigo:
Ayer precisamente he recibido carta del
caballero Gonella sobre el asunto; la tardanza
procede de que estuvo ausente. Me dice: <((**It5.763**)) se
hallaba cuando escribió su carta, tenga a bien
indicármelo, y yo enviaré enseguida análoga
respuesta; pero digo que mi poco valer quizás no
responde a los deseos de quien fue tan bueno al
poner en mí sus pensamientos, etcétera>>.
Por tanto, si todavía es el caso de tratar de
este asunto dígamelo y haremos lo posible.
Ciertamente es difícil encontrar un sujeto mejor
por su entereza, religiosidad, independencia y
largueza.
Vale en el Señor. Créame suyo.
Turín, 1 de noviembre de 1857
Afmo. amigo
JUAN BOSCO, Pbro.
El día de las elecciones, los católicos con la
esperanza del éxito, acudieron a las urnas y
consiguieron sacar un buen número de diputados
probos, entre ellos algunos eclesiásticos
insignes. Pero las actas de estos sacerdotes
fueron anuladas, so pretexto de coerción moral
ejercida por el clero. Viose así claramente cómo
no se quería dar a los sacerdotes la libertad que
las leyes reconocían a todos los ciudadanos y,
cómo con toda razón se impugnó más adelante la
fórmula: Ni elegidos, ni electores. Sin embargo,
entraron en el parlamento y estuvieron en él hasta
1860 el Conde Carlos Cays, y los Condes Solano de
la Margarita, Camburzano, Costa de la Torre,
Crotti de Costigliole y otros intrépidos diputados
católicos, en su mayoría cordiales amigos de don
Bosco. Estos hicieron oír a menudo su noble voz en
defensa de los principios de una política sana y
de los derechos de la Iglesia. A veces pedían
consejo a don Bosco, cuya prudencia era reconocida
en Turín, sobre todo cuando debían tomar
resoluciones importantes.
Un día llegó al Oratorio el Conde de Camburzano
con seis diputados de derechas, para preguntar a
don Bosco cómo debían regularse en la votación,
pues se trataba de una ((**It5.764**)) ley
sobre la Administración Real, para mejorar la
suerte del clero rural. Reflexionó don Bosco y
contestó:
-Absteneos de votar.
(**Es5.542**))
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