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>>Y mi hermano era más bien serio y nada fácil
a creer cosas extraordinarias, si la evidencia de
los hechos no le obligaba a ello>>.
La señora de Vallauri, gran bienhechora del
Oratorio, viuda del famoso doctor en medicina,
pidió a don Bosco que le alcanzase de la Virgen la
gracia de pasar ((**It5.727**)) el
purgatorio en esta vida. El terror que
experimentaba al pensar en las penas que deben
sufrir los que no están del todo limpios antes de
presentarse ante Dios, la trastornaba y no podía
remediarlo. Don Bosco se lo prometió, rezó, hizo
rezar a la comunidad y hete aquí que la buena
señora fue sorprendida por unos dolores atroces
que le duraron más de dos largos años. Pasados
éstos, encontró una paz inalterable; desapareció
todo temor al purgatorio y murió sin enfermedad.
Don Miguel Rúa da testimonio de ello.
Los hechos narrados, los ya expuestos en lo
volúmenes precedentes y los que aún nos quedan por
referir, todavía más extraordinarios y crecientes
en número casi hasta el infinito, en el desarrollo
de nuestras Memorias, nos recuerdan un fragmento
que hemos leído en el folleto de las Lecturas
Católicas, donde cuenta la vida de la Beata
Oringa.
<<>>Quién no admirará el espectáculo grandioso
del poder concedido por Dios a sus santos? Hijos
predilectos del Padre, que está en los cielos,
partcipan de su poder y reinan con El; y de este
modo manifiestan a la tierra cuánto aprecia el
Señor la virtud.
>>La voz de los milagros es eminentemente
popular, todos la entienden y dice a todos con
fuerza: `He aquí el camino que conduce a la vida;
seguid, mortales, las huellas gloriosas de los
santos, ellas son el camimo de la gloria, el
camino de la felicidad'. >>Quién osaría oponerse a
una llamada tan claramente divina?
>>Pues hay quienes sonríen compasivos al oír la
narración de estos hechos prodigiosos, que son la
corona que el Señor da a sus santos. íPobres
ciegos! Aman a estos héroes de la santidad,
admiran su conducta moral y se asustan de sus
milagros. >>Pues qué? >>Acaso los santos no son
milagros vivientes por la práctica heroica y
constante de la virtud, que está muy por encima de
las pobres fuerzas humanas? El milagro ((**It5.728**)) les
repugna y no se dan cuenta de que hay milagros en
todas partes; que el hombre es un milagro
espléndido compuesto de infinidad de maravillas;
que la naturaleza es un milagro, llena como está
de fenómenos inexplicables; >>y no los va a haber
en la Religión, centro de todos los prodigios y de
todos los misterios?
>>>>Cómo se puede explicar (escribe el barón de
Montreuil) que hombres sensatos y cristianos se
asusten ante la palabra milagro? >>No profesan la
fe de un Dios en tres personas, de un Dios hecho
hombre y nacido en la tierra de una Virgen? >>No
creen que este Hombre-Dios murió y resucitó al
tercer día? >>No saben que el agua nos regenera
por medio del bautismo, que el Espíritu Santo nos
fortalece en la confirmación, que el hijo de Dios
hecho carne, verdadero Dios y verdaderao hombre,
se une a nosotros en el divinísimo sacramento y
tantas otras cosas que constituyen la doctrina de
la religión? Y luego estos cristianos írecelan de
los milagros y quieren que se vaya despacio en
darles fe!
>>Los santos, continúa el citado autor, creían
fácilmente en los milagros, y por ello los hacían;
los creían como quien los ve, y no pretendían ni
por asomo tener pruebas de ellos>>.
(**Es5.517**))
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