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Sin embargo, he de advertirle que este es el
momento peor para vender campos. La gran cantidad
de obreros que trabajaban en las casas religiosas,
en las iglesias y casas parroquiales, están ahora
sin trabajo, por lo que cierra el comercio y se
ven obligados a ir a otra parte dejando vacías las
casas. Este parece ser el motivo verdadero por el
que ha parado la construcción de edificios.
En cuanto a las doscientas liras por tabla que
ofrecían hace dos o tres años, me parece haberle
dicho cómo anduvo la cuestión: se hizo la oferta;
yo acepté pasársela a usted; el otro se reservó
darme una respuesta y no le he vuelto a ver.
Por lo demás aquí estoy con dos brazos todavía
fuertes y un buen estómago para comer, pero débil
para trabajar; mas en todo cuanto yo pueda, estoy
pronto ahora y siempre para hacer diligencias en
favor del Instituto de la Caridad.
Salude de mi parte al Rvdmo. Padre General, y
mientras me encomiendo a sus devotas oraciones, me
profeso en el Señor.
De V.S. muy querida.
Turín, 25 de agosto de 1857
S.S. servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
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