Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


((**Es5.510**) ADVERTENCIA Aún siendo verdad que nuestra finalidad es la de publicar más bien cosas de doctrina que no de polémica, como las que van directamente al cristiano ordinario, sin embargo, los esfuerzos que desde hace algún tiempo realiza la herejía para introducirse entre el pueblo y hasta en los mismos caseríos del campo, nos presentan la necesidad de publicar algún folleto apropiado para precaver a los fieles contra el veneno que algunos, bajo el nombre de protestantes, valdenses o evangélicos (que son casi siempre lo mismo) procuran difundir ya en una parte ya en otra, para robar o deteriorar el precioso tesoro de nuestros antepasados: la santa religión católica. Y como quiera que la doctrina de los protestantes, que conviven con nosotros, está expuesta con bastante claridad en un libro escrito por el ministro Amadeo Bert, titulado Los Valdenses, nosotros nos atendremos singularmente a cuanto él manifiesta en este libro. El primer año de estas lecturas ya hemos hecho notar una larga serie de errores contenidos en la parte histórica de esta obra; ahora haremos una reseña de los que ((**It5.718**)) se hallan en cada párrafo en cuanto a la doctrina, y esperamos que ello servirá de eficaz contraveneno para defendernos de la herejía. Entre tanto, estad alerta vosotros, pueblos cristianos; el hombre enemigo de quien habla el Evangelio, intentá introducirse en vuestras casas para robaros lo más querido que tenéis en la vida, la religión: alejadlo valientemente de vosotros; no tratéis de pactar con él en asuntos religiosos; si os lo encontrareis en la calle, no le saludéis, como nos aconseja el Divino Salvador: Nec ave quidem ei dixeritis. Si os sucediere tener que ventilar asuntos materiales con él, hacedlo de prisa, sin entablar amistad ninguna. Al contrario, uníos estrechamente con un solo corazón y una sola alma, a los sagrados pastores que la divina Providencia nos ha dado para guiarnos por el camino de la verdad. Que no haya promesas, amenazas, ni pretextos capaces de separarnos de la doctrina que enseña el Supremo pastor de la Iglesia, el sucesor de San Pedro, el Vicario de Jesucristo, que fundó su Iglesia cuando dijo: Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Tu es Petrus et super hanc petram aedificabo Ecclesiam meam. En medio de todos estos trabajos don Bosco tenía siempre a pechos el rescate del campo de sus sueños, convertido en propiedad de los Rosminianos, por lo que respondía así a un carta escrita por el Padre Gilardi: Queridísimo Don Carlos: Ruego a V.S. queridísima pida perdón al Padre General por mi descuido en contestarle. He estado algún tiempo ausente a causa de unos ejercicios espirituales, y después he pasado unos diez días algo indispuesto, por lo que no pude hablar con el caballero Cotta sobre el lugar de que tratamos. Le digo esto para confesar mi culpa pedir perdón, dispuesto a aceptar la penitencia. No hablemos más del pasado proyecto, puesto que el P. General ya ha dispuesto de aquel lugar de otro modo; pero, si llegase a una venta y hubiera una oferta en firme, me gustaría mucho saberlo, para ver si la divina Providencia ((**It5.719**)) quiere abrirme el camino por donde buscar los medios para comprarlo como deseo. Por ahora conviene que me pare para no tentar al Señor, cuando no hay verdadera necesidad. (**Es5.510**))
<Anterior: 5. 509><Siguiente: 5. 511>

Regresar a Página Principal de Memorias Biográficas


 

 

Copyright © 2005 dbosco.net                Web Master: Rafael Sánchez, Sitio Alojado en altaenweb.com