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((**Es5.506**) ->>Entonces, replicó el jovencito, tendré que renunciar a hacerme sacerdote? -Claro, respondió la señora. -Pues no. Quiero seguir siendo pobre, pero llegar un día a sacerdote. ((**It5.712**)) Y lo fue. Trabaja ahora en el amplio campo que le confió el Señor y ama con toda su alma a don Bosco. Y no fue el único de espíritu tan generoso; hubo alguno a quien Dios elevó a los primeros honores de la Iglesia, como premio a haber seguido su vocación. Mientras don Bosco andaba preocupado para asegurar el porvenir de sus alumnos y una parte de ellos estaba de vacaciones en su casa, entraban en el Oratorio, para pasar en él unas semanas, algunos muchachos de familia acomodada y algunos clérigos diocesanos, invitados por él. Uno de éstos fue Domingo Ruffino, que había terminado el primer curso de filosofía en el seminario de Chieri. Se había encontrado con don Bosco años antes, y se sintió atraído hacia él por un ardoroso afecto filial. Habiendo ido a pasar sus vacaciones en Giaveno, su pueblo natal, escribió a don Bosco confiándole algunas de sus preocupaciones y él le contestó: Muy apreciado en el Señor: Sé valiente y pon toda tu confianza en el Señor. No creo que te exijan las 24 liras de matrícula para entrar en el Seminario; si te llamaran de nuevo, di a tus Superiores que tengan la bondad de dirigirse a mí y yo lo arreglaré todo. Dadas las estrecheces de tu familia, si te parece, puedes venir a pasar las vacaciones aquí conmigo. Me darías una satisfacción. Comunícamelo unos días antes. Por lo demás, recuerda siempre que la mayor riqueza de este mundo es el santo temor de Dios; y que diligentibus Deum omnia cooperantur in bonum, (para los que aman a Dios, todo colabora al bien). Si tienes alguna seria necesidad, dímelo. Créeme en el Señor. Turín, 13 de julio de 1857 Tu afmo. JUAN BOSCO, Pbro. ((**It5.713**)) El seminarista aceptó enseguida la amable invitación. Y, ya en el Oratorio, escribía así a un amigo: Queridísimo amigo: Te escribo para comunicarte que me encuentro en Turín con don Bosco, adonde he venido a pasar mis vacaciones más tranquilamente y aprender francés. Te aseguro de verdad que aquí me parece estar en un paraíso terrenal, porque todos se quieren como hermanos y aún más. Todos están contentos, con una alegría verdaderamente celestial, sobre todo cuando está don Bosco entre nosotros. Entonces las horas (**Es5.506**))
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