((**Es5.501**)
-Dice San Pedro que con nuestras buenas obras
podemos asegurarnos la vocación y elección de
estado.
Por Pascua debían celebrar los Ejercicios
Espirituales. El muchacho quiso hablar sobre su
vocación, y aunque hacía tiempo sentía propensión
al estado eclesiástico, sin embargo, temía estar
impedido para ello en razón de su conducta
anterior. Se presentó, pues, en aquellos días a
don Bosco y sostuvo con él un coloquio que hemos
hallado escrito entre sus papeles. Helo aquí:
El joven.->>Cuáles son las señales que
manifiestan si un joven es, o no, llamado al
estado eclesiástico?
Don Bosco.-La probidad de costumbres, la
ciencia y el espíritu eclesiástico.
E. J.->>Y cómo se sabe si hay probidad de
costumbres?
D. B.-La probidad de costumbres se conoce sobre
todo por la victoria contra los vicios contrarios
al sexto mandamiento, y en esto hay que atenerse
al parecer del confesor.
((**It5.705**)) E.
J.-El confesor me ha dicho que por cuanto a esto
se refiere, puedo ir adelante en el estado
eclesiástico con plena tranquilidad. >>Pero y la
ciencia?
D. B.-Para eso tienes que estar al juicio de
tus superiores, que te harán el oportuno examen.
E. J.->>Y qué se entiende por espíritu
eclesiástico?
D. B.-Por espíritu eclesiástico se entiende la
inclinación y el gusto que se experimenta en tomar
parte en la funciones de iglesia compatibles con
la edad y las ocupaciones.
E. J.->>Y nada más?
D. B.-Hay una parte del espíritu eclesiástico
más importante que las otras. Es una inclinación a
dicho estado, que le lleva a uno a abrazarlo con
preferencia a cualquier otro, aún más ventajoso y
prestigioso.
E. J.-Todo esto lo encuentro en mí. Hace tiempo
tuve gran deseo de hacerme sacerdote. Después fui
contrario a la idea durante dos años; aquellos dos
años que usted sabe; pero ahora no siento ninguna
otra inclinación. Sé que hallaré alguna dificultad
por parte de mi padre, que preferiría una carrera
civil, pero espero que el Señor me ayudaría a
superar todos los obstáculos.
Don Bosco le hizo observar que hacerse
sacerdote quería decir renunciar a los placeres
terrenos, a las riquezas, a los honores del mundo,
a los cargos brillantes; estar pronto a soportar
desprecios por parte de los malos y dispuesto a
hacerlo todo, a soportarlo todo
(**Es5.501**))
<Anterior: 5. 500><Siguiente: 5. 502>