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((**Es5.497**) etc. En una palabra, la nueva Sociedad, ante el Gobierno, no sería más que una Asociación de ciudadanos libres, que se unen y viven juntos con una finalidad benéfica. ->>Y S. E. puede asegurarme que el Gobierno permitirá la institución de una Sociedad similar y que la dejará subsistir? -Ningún Gobierno Constitucional y regular impedirá la fundación y el desarrollo de esa Sociedad, como no impide, sino que promueve las Sociedades de comercio, de industria, de bolsa, de socorros mutuos y semejantes. Toda asociación de ciudadanos libres está permitida, mientras su finalidad y sus actuaciones no sean contrarias a las leyes y a las instituciones del Estado. Esté tranquilo, decídase: tendrá todo el apoyo del Gobierno del Rey, puesto que se trata de una obra eminentemente humanitaria. -Bueno, concluyó don Bosco; lo pensaré y puesto que V.E. está tan bien dispuesto conmigo y ((**It5.699**)) con mis muchachos, si llega el caso recurriré a su prudencia y autoridad. Las palabras de Rattazzi fueron para don Bosco un rayo de luz, que le descubrían las intenciones del Gobierno y le tranquilizaban del todo. La Sociedad que le aconsejaba era un Sociedad civil meramente humana, empero él no entró en razones de orden espiritual; así que agradeció encarecidamente el consejo, sin decirle que ya había desarrollado aquellas ideas en el borrador de sus Constituciones, especialmente en lo que al voto de pobreza se refería. Convenía que Rattazzi tuviese como exclusivamente suyo aquel consejo, para contar con él como aliado. Y así fue; más de una vez, al recibir Rattazzi a don Bosco en el Ministerio, le impulsaba a la ejecución de su proyecto. Confesaba don Bosco en nuestra presencia el 1 de enero de 1876: -Rattazzi quiso redactar conmigo algunos artículos de nuestras reglas, concernientes a la manera con que nuestra Sociedad debía regularse con respecto al código civil y al Estado. Puede muy bien decirse que ciertas previsiones, para no ser molestados por el poder civil, fueron cosa suya. Don Bosco, aun contando con tal apoyo, quiso antes de acudir a la Santa Sede, consultar ampliamente con don José Cafasso y pedir el parecer de algunos obispos y otras personas buenas y doctas. Se trataba de fundar una Congregación de distinto aspecto al de tantas como existían, o habían existido en el Piamonte. Por ello les hacía algunas preguntas: <>podía adquirir el carácter de Instituto religioso ante Dios y ante la Iglesia, aún permaneciendo como sociedad civil ante el Gobierno? (**Es5.497**))
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