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etc. En una palabra, la nueva Sociedad, ante el
Gobierno, no sería más que una Asociación de
ciudadanos libres, que se unen y viven juntos con
una finalidad benéfica.
->>Y S. E. puede asegurarme que el Gobierno
permitirá la institución de una Sociedad similar y
que la dejará subsistir?
-Ningún Gobierno Constitucional y regular
impedirá la fundación y el desarrollo de esa
Sociedad, como no impide, sino que promueve las
Sociedades de comercio, de industria, de bolsa, de
socorros mutuos y semejantes. Toda asociación de
ciudadanos libres está permitida, mientras su
finalidad y sus actuaciones no sean contrarias a
las leyes y a las instituciones del Estado. Esté
tranquilo, decídase: tendrá todo el apoyo del
Gobierno del Rey, puesto que se trata de una obra
eminentemente humanitaria.
-Bueno, concluyó don Bosco; lo pensaré y puesto
que V.E. está tan bien dispuesto conmigo y
((**It5.699**)) con mis
muchachos, si llega el caso recurriré a su
prudencia y autoridad.
Las palabras de Rattazzi fueron para don Bosco
un rayo de luz, que le descubrían las intenciones
del Gobierno y le tranquilizaban del todo. La
Sociedad que le aconsejaba era un Sociedad civil
meramente humana, empero él no entró en razones de
orden espiritual; así que agradeció
encarecidamente el consejo, sin decirle que ya
había desarrollado aquellas ideas en el borrador
de sus Constituciones, especialmente en lo que al
voto de pobreza se refería. Convenía que Rattazzi
tuviese como exclusivamente suyo aquel consejo,
para contar con él como aliado. Y así fue; más de
una vez, al recibir Rattazzi a don Bosco en el
Ministerio, le impulsaba a la ejecución de su
proyecto. Confesaba don Bosco en nuestra presencia
el 1 de enero de 1876:
-Rattazzi quiso redactar conmigo algunos
artículos de nuestras reglas, concernientes a la
manera con que nuestra Sociedad debía regularse
con respecto al código civil y al Estado. Puede
muy bien decirse que ciertas previsiones, para no
ser molestados por el poder civil, fueron cosa
suya.
Don Bosco, aun contando con tal apoyo, quiso
antes de acudir a la Santa Sede, consultar
ampliamente con don José Cafasso y pedir el
parecer de algunos obispos y otras personas buenas
y doctas. Se trataba de fundar una Congregación de
distinto aspecto al de tantas como existían, o
habían existido en el Piamonte. Por ello les hacía
algunas preguntas: <>podía adquirir
el carácter de Instituto religioso ante Dios y
ante la Iglesia, aún permaneciendo como sociedad
civil ante el Gobierno?
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