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CAPITULO VI
EL MINISTRO URBANO RATTAZZI EN EL ORATORIO -DON
BOSCO EXPLICA LA VIDA DE SAN CLEMENTE PAPA -
PREGUNTA PELIGROSA Y PRUDENTE RESPUESTA -DIALOGO
DE RATTAZZI Y DON BOSCO - PROVIDENCIALES SIMPATIAS
TENEMOS que hablar de un acontecimiento memorable
por las consecuencias del mismo.
Eran las diez y media de la mañana de un
domingo del mes de abril de 1854. Los internos del
Oratorio se hallaban reunidos por segunda vez en
la iglesia con muchos externos; habían cantado
maitines y laudes del oficio parvo de Nuestra
Señora y oído la misa. Don Bosco, desde el
púlpito, les contaba, con su acostumbrada y
encantadora sencillez, un episodio de la Historia
Eclesiástica. En aquel momento, entró por la
puerta exterior de nuestra iglesia un señor al que
nadie, ni siquiera don Bosco, conoció. Al ver que
se estaba predicando, sentóse en uno de los bancos
del fondo y quedóse escuchando hasta el fin. Había
empezado don Bosco el domingo anterior a narrar la
vida de san Clemente Papa y recordaba aquella
mañana cómo, por odio a la religión cristiana,
había sido desterrado por el emperador ((**It5.49**)) Trajano
al Quersoneso, hoy llamado Crimea.
Al terminar la narración, para hacerla más
interesante, dijo a uno de los chicos externos si
quería hacer alguna pregunta y qué enseñanza le
parecía se podía sacar del hecho histórico. El
muchacho, contra todo lo que se podía esperar,
respondió con una pregunta a propósito, pero
inoportuna por el lugar y muy peligrosa por los
tiempos que corrían. Dijo así:
-Si el emperador Trajano cometió una injusticia
desterrando de Roma al Papa San Clemente, >>ha
hecho mal también nuestro Gobierno al desterrar a
nuestro arzobispo monseñor Fransoni?
A tan inesperada pregunta contestó don Bosco
sin inmutarse:
-No es éste el lugar para decir si nuestro
Gobierno ha hecho mal o bien al desterrar a
nuestro veneradísimo Arzobispo: es un hecho
(**Es5.48**))
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