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días!, continuó don Bosco acercándose a la mujer
que entraba en la habitación; he ((**It5.660**)) venido
a saber cómo sigue vuestro Pedro.
Y así diciendo, abrió la puerta de la
habitación del enfermo, mientras el ministro
gritaba:
-No se puede, no se puede.
Pero él ya estaba junto al lecho.
-Mi querido Pedro..., le dijo don Bosco.
-íOh, a quién veo!..., exclamó el joven con
lágrimas en los ojos.
-Pedro, >>cómo estás? >>Te acuerdas aún de mí?
>>Me conoces?
-Sí que le conozco... íEs don Bosco!... íEl
antiguo amigo del alma!... íEl que me dio tantos
consejos!... que, por desgracia, he olvidado. Me
da vergüenza de mirarle a la cara.
-Si me conoces, si soy tu amigo, >>por qué
tienes miedo?
-No lo temo a usted que es tan bueno; sino que
tengo vergüenza, porque he sido un ingrato, porque
he cometido muchas infamias.
El Ministro, que daba vivas muestras de
impaciencia, interrumpió el diálogo:
-Señor abate, ruégole se retire, porque la
emoción del enfermo puede serle fatal. Su visita
ha sido una sorpresa; Pedro no quería recibir a
nadie y ahora no necesita nada de usted.
-Pedro, prosiguió don Bosco sin hacer caso al
Ministro; descansa un poco y no hables; me quedaré
un rato haciéndote compañía.
Y agarró un taburete y se sentó junto a la
cama.
-Le ruego que se retire, insistió el Ministro
con acento áspero. Usted no tiene nada que hacer
ni que decir a este joven.
-Tengo mucho que hacer y mucho que decir a este
hijo mío. Tengo que comunicarle un asunto
importantísimo.
->>Quién es usted, que parece tan atrevido?,
dijo el Ministro.
((**It5.661**)) ->>Y
quién es usted para mandar con tanta pretensión?,
respondió don Bosco.
-Yo soy el ministro valdense Amadeo Bert; ya
nos hemos encontrado otras veces.
-Pues yo soy el Director del Oratorio de San
Francisco de Sales, en Valdocco.
->>Y qué quiere usted de este enfermo?
-Quiero ayudarle a salvar su alma.
-Ya no tiene nada que ver con usted.
->>Y por qué?
-Porque ha sido inscrito en la iglesia valdense
y ya no tiene relaciones religiosas con los
católicos.
-Antes que usted, le inscribí yo en la lista de
mis hijos; he sido y
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