((**Es5.457**)
El Ministro de Instrucción Pública, aún cuando
aplaudía la Institución de don Bosco, devolvía los
boletos de la Tómbola que le habían enviado, y
respondía con un oficio, que lleva el número 1585:
Rdo. Sac. Bosco, Director de los Oratorios para
los muchachos
abandonados.
El que subscribe reconoce con complacencia, en
la institución de los Oratorios, a los que alude
el programa de la tómbola, unido a la referida
carta de V.S. Ilma. y Rvdma., una de esas obras de
exquisita caridad evangélica que honran mucho a la
nación y a quien con tanto celo los ha promovido.
Y aunque también este ministerio está dispuesto a
concurrir con los medios ((**It5.643**)) a su
alcance, para que las escuelas establecidas en
dichos Oratorios consigan el mayor desarrollo, no
puede, sin embargo, aceptar los billetes
recibidos, por ser su distribución ajena del todo
a sus atribuciones.
Por tanto, a la par que hago votos para que los
resultados de la institución respondan a los
deseos de la benemérita Comisión promotora, debo
restituir dichos billetes a V. S. mientras le
ofrezco los sentimientos de mi distinguida
consideración.
Turín, 29 de abril de 1857
El
Ministro
G.LANZA
Dejaba todavía libres a las escuelas del
Oratorio para elegir maestros, les enviaba varias
subvenciones y aquel mismo año les concedía un
premio de mil liras, según aparece en una
anotación de don Bosco.
También respondió el Ministro del Interior,
quien para darle una prueba de su aprecio,
promulgaba un decreto que merece ser conocido, no
sólo por la subvención que en él le asignaba, sino
por las razones en que lo apoya.
EL MINISTRO SECRETARIO DEL ESTADO
Para los Asuntos del Interior
Visto el programa de la Tómbola que, a
beneficio de los Oratorios de San Luis en Puerta
Nueva, de San Francisco de Sales en Valdocco y del
Angel Custodio en Vanchiglia se está organizando
por el benemérito sacerdote don Bosco, bajo cuyos
auspicios nacieron y se mantienen, con harto
provecho de los jóvenes varones abandonados, los
tres mencionados Oratorios, que hace poco tiempo
se construyeron en los tres principales extremos
de esta capital para dar alojamiento y educación
según su condición a los muchachos en peligro de
Turín, y de los que llegan de provincias;
((**It5.644**)) Vista
la carta del dicho señor don Bosco, en la que
ofrece al Ministro cuatrocientos boletos de la
Tómbola a cincuenta céntimos cada uno, con el
ruego de aceptarlos, para remediar las
dificultades en que se encuentran dichas benéficas
Casas;
Considerando que, sin una ayuda real, la que
don Bosco espera de la caridad pública, a quien
confía en gran parte su filantrópica obra, le
faltarían los medios indispensables para
continuarla con éxito y grandísimo provecho para
la clase pobre;
(**Es5.457**))
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