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((**Es5.455**) con corazón de apóstol. Pero no podía seguir por mucho tiempo en aquella precaria situación y don Bosco estudiaba el modo de hallar un sacerdote según su corazón. Unos meses después, se encontró una mañana, en la calle Dora Grossa, con el teólogo Leonardo Murialdo; lo paró y le dijo: ->>Querría pagarme el desayuno? Murialdo no se lo hizo repetir, e invitó enseguida al buen siervo de Dios a entrar en una cafetería. Allí, entre broma y broma, don Bosco le hizo entender, que necesitaba un sacerdote, adornado de las mismas dotes que él tenía, para director del Oratorio de San Luis, y le instaba para que aceptara el cargo. ((**It5.640**)) Leonardo Murialdo, que con mucho fruto por parte de los muchachos, ya había prestado su ayuda en Vanchiglia y también en Puerta Nueva, aceptó, poniéndose incondicionalmente a disposición de don Bosco. Desde aquel momento tuvo el Oratorio de San Luis como la cosa por él más querida y fue su director hasta septiembre de 1865, en que marchó a París, donde quiso pasar todo un curso en el célebre seminario de San Sulpicio, entregado al retiro, al estudio y la piedad. Era un santo, cuyo amor a la juventud resulta difícil describir. No perdonó cosa alguna para que su Oratorio fuera una copia del de Valdocco y lo alcanzó maravillosamente, con notable provecho de las almas. No miraba en gastos ni trabajos; era otro don Bosco, y éste tenía plena confianza en él, de modo que libre de aquella carga podía redoblar sus cuidados en favor del Oratorio de Vanchiglia. Pero seguía proveyendo al Oratorio de San Luis de clérigos y catequistas a los que ayudaban algunos nobles señores. 1 El Oratorio de San Francisco de Sales lo llevó todavía don Bosco bajo su inmediata dirección durante varios años Los alumnos externos siguieron afluyendo numerosísimos hasta 1862. El daba siempre la catequesis en la iglesia a los mayores, a los que entusiasmaba con los graciosos ejemplos que seguían a las preguntas. Al teólogo Marengo, asiduo catequista durante años y años, que no reparaba en dificultades y sacrificios, se le agregó este año de 1857 el clérigo Re, perteneciente a la Archidiócesis, que más tarde fue teólogo diplomado y canónigo de la Metropolitana, el cual daba el catecismo todos los domingos en el coro. 1 Leonardo Murialdo fue canonizado el 3 de mayo de 1970. (N. del T.) (**Es5.455**))
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