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Entre tanto, el cestero tuvo que ir a vivir a
otra parte, porque nadie quiso volver a tratar con
él. También el alcalde tuvo que dejar el cargo, y
no volvió a ser elegido concejal. Mal visto por
todos, se vio obligado a salir de Castelnuovo. Y
los protestantes no volvieron más a turbar la
tranquilidad de aquella población cristiana.
Esta victoria contra los valdenses, se atribuyó
tal vez a las oraciones de Domingo Savio, que no
dejaba de orar por el triunfo de la religión.
De hecho hablaba del Papa como un hijo de su
padre, rezaba fervorosamente por él y decía que
tenía muchas ganas de verlo antes de morir,
asegurando que tenía cosas importantes que
comunicarle. Al oírle hablar a menudo de este
modo, don Bosco ((**It5.626**)) le
preguntó una vez qué era aquello tan importante
que tenía que comunicar al Papa.
-Si pudiera hablar con él, le diría que, en
medio de las grandes tribulaciones que le
aguardan, no deje de trabajar con particular
solicitud por Inglaterra. Dios prepara un gran
triunfo en aquel reino.
->>Y en qué te fundas para decirlo?
-Se lo diré, pero no quisiera que hablara usted
de esto a otros. Si va a Roma, dígaselo a Pío IX.
Oiga, pues: <>Esta región, díjome uno que estaba a mi lado,
es Inglaterra; iba a preguntarle otras cosas
cuando vi al Sumo Pontífice Pío IX, tal como lo
había contemplado en algunos cuadros. Vestía
majestuosamente y, llevando en sus manos una
antorcha esplendorosa, avanzaba entre aquella
inmensa muchedumbre de personas.
>>A medida que iba avanzando, las tinieblas
desaparecían con el resplandor de la antorcha, y
la gente quedaba inundada de tanta luz como en
pleno mediodía. `Esta luz, díjome el amigo, es la
religión católica, que debe iluminar
Inglaterra'>>.
Esto dijo el amable jovencito, quien, como se
ve, fue un pequeño pero verdadero profeta. Porque,
>>quién no conoce el progreso del Catolicismo en
el Reino Unido de cuarenta años a esta parte? Fue
restablecida la jerarquía eclesiástica, primero en
Inglaterra, y luego en Escocia; se concedió
libertad a los católicos para ejercer su culto,
facultad para predicar y enseñar, para construir
las numerosas iglesias que se levantan en las
ciudades y en el ((**It5.627**)) campo.
Las conversiones cotidianas de protestantes, entre
los que se encuentran ministros,
(**Es5.445**))
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