((**Es5.436**)
todo para aquellos muchachos que, por la ruindad
de su andrajosa indumentaria o por su indisciplina
no pueden ser admitidos en las escuelas
nacionales.
Las escuelas nocturnas son bastante
concurridas. En ellas se enseña también lectura,
escritura, música vocal e instrumental, y esto con
el fin de apartarlos de las malas compañias, con
las que, de fijo, correrían el riesgo de perder lo
poco que ganan en el trabajo, la moralidad y la
religión.
Entre estos jóvenes, lo mismo de la ciudad, que
de los pueblos de la provincia, hay algunos
(generalmente huérfanos), tan pobres y
abandonados, que no se les podría encarrilar hacia
un arte u oficio sin darles antes alojamiento,
comida y vestido.
Para cubrir esta necesidad, se levantó una casa
aneja al Oratorio de Valdocco, donde se ha
internado a más de ciento cincuenta, a los que se
les da cuanto necesitan para llegar a ser unos
buenos cristianos y honrados artesanos.
Conocida la situación de estos Oratorios,
resulta fácil ((**It5.613**))
entender a dónde va a ir a parar el fruto de la
Tómbola; los gastos de alquileres de los
respectivos locales, el mantenimiento de las
escuelas y de las iglesias, y el proveer de pan a
los ciento cincuenta internados, son otros
capítulos de grandes gastos.
Además, hace ahora tres años, cuando la fatal
invasión del cólera, hubo que adaptar un local,
donde se aceptaron cuarenta huérfanos, varios de
los cuales siguen todavía en la casa. Este año ha
habido que terminar un tramo, en construcción
desde hacía algunos años. Todos estos trabajos, a
pesar de la cuidadosa economía con que se
ejecutaron, alcanzaron la suma de más de cuarenta
mil liras. Suma que, con la ayuda de personas
caritatiavas, ya se pagó en su mayor parte, pero
queda todavía un saldo negativo de doce mil liras.
Para pagar esa cantidad y hallar la posibilidad
de continuar la buena obra empezada, no hemos
podido encontrar otro medio mejor que organizar
una tómbola, que es como abrir un camino a toda
suerte de personas para cooperar del modo y manera
que los medios y la caridad de cada cual sugieren.
A tal fin, se pidió la oportuna licencia al
Gobierno de su Majestad, que amparó favorablemente
la petición y, por decreto del dos del corriente
mes de febrero, acordó todas las facultades, que
parecen oportunas para el éxito de la tómbola.
Estamos íntimamente persuadidos de que nuestros
conciudadanos y las personas caritativas de
provincias, que también gozan del beneficio de los
Oratorios y de la Casa, se unirán a nosotros y
tomarán parte en ella, enviando objetos que puedan
servir de premio y adquiriendo boletos. Un selecto
número de personas beneméritas aceptaron
cortésmente ser sus promotores y promotoras,
comprometiéndose a reunir objetos y vender
boletos, de acuerdo con el plan del reglamento
adjunto.
Hemos presentado tan sólo la finalidad de los
Oratorios y los medios principales que se emplean
para conseguirla. La obra nos parece recomendable
por sí misma, sin necesidad de más explicaciones.
Advertimos solamente que, al tomar parte en esta
obra benéfica, se favorece a la utilidad pública y
a la privada, y que seréis bendecidos por Dios y
por los hombres.
Por Dios, cuya recompensa no puede fallar; por
los hombres, que os tributarán el más apreciado
reconocimiento, cuando una gran multitud ((**It5.614**)) de
muchachos bendigan constantemente la mano
bienhechora, que los sacó de los peligros de la
calle preparándolos para el buen sendero del
trabajo y de la salvación del alma.
A esta invitación iba unido el plan del
reglamento para la tómbola.
(**Es5.436**))
<Anterior: 5. 435><Siguiente: 5. 437>