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CAPITULO L
LA COMISION ANUNCIA LA TOMBOLA A LOS CIUDADANOS
-PROYECTO DE REGLAMENTO -CARTA DE DON BOSCO UNIDA
AL ANUNCIO -LLEGADA DE REGALOS Y RECIBO DE
ACEPTACION -EL MINISTRO DEL INTERIOR REGALA UN
CUADRO -EXPOSICION DE LOS PREMIOS -LOS MUCHACHOS
INTERNOS DEL ORATORIO Y EL ALISTAMIENTO MILITAR
MIENTRAS tanto, la Comisión Promotora de la
Tómbola publicaba y difundía entre los ciudadanos
un manifiesto que nos parece digno de que figure
en nuestra historia. Estaba concebido en estos
términos:
Invitación para participar en una Tómbola a
favor de los Oratorios de San Luis en Puerta
Nueva, de San Francisco en Valdocco y del Angel
Custodio en Vanchiglia.
La caridad evangélica que inspira a los hombres
las más hermosas obras de beneficencia, aunque
rehuya llamar la atención ajena sobre sí, sin
embargo, cuando la gloria de Dios y el bien del
prójimo lo requieren, no teme vencer la
repugnancia en aparecer y tender la mano a la
personas limosneras y hasta contar el bien que se
ha hecho, para que sirva de estímulo y aliente a
socorrer a los necesitados. Este pensamiento ha
determinado a la Comisión organizada para esta
Tómbola a dar una breve noticia de las obras
principales que se realizan en estos Oratorios, y
así ((**It5.612**)) hacer
conocer a qué se destina el fruto que de ella se
pueda obtener.
Creemos que todo el mundo sabe cómo el
sacerdote Juan Bosco, en su afán de promocionar
moralmente a la juventud abandonada, consiguió
abrir tres Oratorios masculinos en tres
importantes puntos de la ciudad, donde, en los
días festivos, es atendido el mayor número posible
de muchachos en peligro, de la ciudad y de los
pueblos de la provincia, que afluyen a la capital.
En estos Oratorios hay una capilla para las
funciones religiosas, unas cuantas dependencias
para clases y un patio para recreo. Se les atrae
con premios, y se les entretiene con gimnasia y
otras interesantes diversiones, después de asistir
a las funciones sagradas. El número de chicos que
intervienen pasa, a veces, de tres mil. Cuando las
estaciones del año lo permiten, hay clases de
lectura, escritura, canto y música. Un buen número
de distinguidos caballeros se prestan a enseñar el
catecismo, a buscar trabajo con honrados patronos
a los que no lo tienen, y a seguir asistiéndolos
amablemente, como haría un buen padre, cuando
conviene.
En el Oratorio de Valdocco, hay además,
escuelas diurnas y nocturnas, sobre
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