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brujas que anuncian el porvenir; y de los fuegos
fatuos que siguen a la gente, supuestas ánimas del
purgatorio que están vagando. Y el buen párroco
con razones, con donaires, con reprensiones
graciosas, con avisos y sobre todo con citas del
catecismo, deshace y condena una por una dichas
supersticiones y vanas creencias, haciendo ver,
además, que son contrarias a la ley de Dios.
Don Bosco rendía con este entretenimiemto un
gran servicio al pueblo que, en Italia, es menos
supersticioso que en otros países, gracias a las
enseñanzas del Clero Católico.
El Hombre de Bien terminaba con la poesía
piamontesa Meist Tom… 'l PastissŠ, Maestro Tomás
el Pastelero.
Don Bosco quiso regalar a sus alumnos
artesanos, tanto internos como externos, otro
almanaque, además de El Hombre de Bien, porque
sabía que les gustaba. Así que compró en noviembre
mil ejemplares del almanaque de los artesanos, que
era una lámina en treintaidosavo, impresa también
en la tipografía de Pablo De Agostini.
((**It5.596**)) Este
mismo mes hizo imprimir a doble folio, en la
imprenta de José Cattaneo los quince misterios del
Rosario. Don Bosco sopesaba una a una las palabras
cuando escribía. Estaba en la Residencia
Sacerdotal con el teólogo Golzio, cuando corregía
el texto original de estos misterios. Al llegar a
las palabras del tercer misterio gozoso: <> volvióse
al teólogo y le preguntó:
->>Dio a luz?
-Puede pasar, dijo Golzio.
Don Bosco reflexionó un poco y añadió:
->>Nació de María Virgen?
Y después de volver a pensarlo, dijo a un
clérigo que le acompañaba:
-Escribe: Se contempla el Nacimiento de
Jesucristo en el portal de Belén.
Pero el trabajo que más le ocupó, durante
bastante tiempo, fue la revisión de El Joven
Cristiano, al añadir lo que creía necesario para
el desarrollo creciente de su Institución. Y fue:
la novena y el acto de consagración a María
Inmaculada; el artículo: la más bella de todas las
virtudes; la oración con que San Luis Gonzaga se
consagraba a María; instrucciones más difundidas
respecto al modo de confesarse y comulgar; la
fórmula para hacer la comunión espiritual; la
elección de estado y medios para descubrir las
propia vocación; práctica diaria, mensual y para
cada uno de los días de la novena de San Francisco
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