((**Es5.422**)
Nosotros, que tenemos la suerte de encontrarnos
en el seno de la verdadera Iglesia, pongamos toda
nuesta diligencia para conocer, creer y practicar
cuanto ésta nuestra piadosa madre nos manda en
nombre de Dios.
Obrando así, ícuántos cristianos seguirán
nuestro ejemplo! íCuántos dejarán el mal camino
para seguir el de la virtud! íCuántas almas
perseverarán en el camino que lleva a la
salvación! iQué premio más grande nos tendrá
reservado Dios en el Cielo!
Hemos reproducido esta introducción para hacer
notar cómo don Bosco, con singular humildad,
solía, lo mismo en ésta que en otras obras suyas,
atribuir frecuentemente a otros autores el mérito
de su trabajo, afirmando con toda sencillez haber
sacado y hasta casi copiado de ellos, lo que él
escribe. Esta confesión, en ocasiones verdadera,
en ocasiones exagerada, no es admisible muchas
veces, porque si ha hecho suyas las ideas de
otros, después de transformarlas profundamente las
ha revestido de forma nueva.
((**It5.593**)) La
llave del Paraíso es un libro calcado sobre la
segunda edición El Joven Cristiano, pero, como la
nueva obra va destinada a la generalidad de los
fieles, quita en ella lo referente a la juventud,
alguna nota histórica y ciertas prácticas de
piedad; y con mucha atención y paciencia abrevia
muchos períodos de varias oraciones. Sustituye la
primera parte por un resumen de lo que un
cristiano debe saber, creer y practicar siguiendo
el mismo orden del catecismo; agrega un magnífico
retrato del verdadero cristiano; y, tras unos
pensamientos sobre la eternidad, ofrece temas de
seria reflexión que penetran en el alma. En la
segunda y tercera parte, quita la corona a Nuestra
Señora de los Dolores, el ejercicio de devoción al
Santo Angel Custodio, las vísperas de los
difuntos; añade una oración para conservar el don
de la fe, y muchas jaculatorias para recitar
durante el día, enriquecidas con indulgencias.
Pero no omite las vísperas comunes del oficio del
Domingo y de la Virgen. Al final, adjunta los
Fundamentos de la Religión Católica, ampliados
como en la tercera edición de El Joven Cristiano,
que estaba preparando, y que son los que ahora
tenemos nosotros en este precioso libro. La llave
del Paraíso obtuvo una gran venta, se difundieron
cerca de ochocientos mil ejemplares, en más de
cuarenta ediciones. Es un volumen de cuatrocientas
noventa y seis páginas, con letras gordas como
gusta a la gente de pueblo y en particular a la
del campo.
También había editado en el imprenta de De
Agostini el almanaque El Hombre de Bien, para
1857, que debía servir de aguinaldo y felicitación
del año nuevo a los suscriptores de las Lecturas
Católicas. En sus páginas describía el triunfo de
la religión en el ejército y
(**Es5.422**))
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