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por lo menos exponen y prueban con claridad los
fundamentos y la certeza de la doctrina de la
Iglesia Católica sobre este dogma.
Comprendo que algunas de las cosas tratadas son
algo superiores a la capacidad del pueblo para el
que escribo; he procurado salvar esto resolviendo
las objeciones hechas con claridad y con un estilo
popular. Por otra parte, es bueno que todos sepan
lo que dicen los enemigos de la fe contra el
purgatorio y lo flojos que son los argumentos que
los protestantes más eruditos pueden oponer ante
la claridad de las verdades católicas.
Lee, lector, para tu conveniente instrucción y,
al hacerlo, únete a mí para pedir a Dios
misericordioso que nos dé fuerza y gracia para
vivir de tal modo que, después de la muerte,
podamos librarnos de la gravedad de las penas del
Purgatorio y volar enseguida a la gloria de los
bienaventurados en el cielo.
A este folleto acompañaba la siguiente
circular:
La Dirección a los Beneméritos Corresponsales y
a los Señores Suscriptores.
Al cerrar con el folleto presente el cuarto año
de nuestra publicación popular de Lecturas
Católicas, sentimos la necesidad de dirigir unas
palabras a los ilustres y beneméritos
corresponsales y a los señores suscriptores.
No teníamos ciertamente necesidad del menor
aliento de unos y de otros para poder mantenernos
y prosperar a pesar de ((**It5.589**)) los
continuos sacrificios que tuvimos que soportar
durante estos años críticos para todos.
Por tanto, mientras humildemente agradecemos de
todo corazón a la Divina Providencia que haya
bendecido nuestros pobres y modestos esfuerzos,
sentimos así mismo el deber de manifestar
públicamente los sentimientos de nuestra más viva
gratitud a los señores corresponsales por todos
los cuidados y preocupaciones que se tomaron para
propagar las Lecturas Católicas, sin pensar en
molestias y fastidios, con la única mira de hacer
el bien al pueblo, esta querida e interesante
parte de la sociedad para la que nosotros
escribimos; y la mayor gloria de nuestra Santa
Religión.
Damos gracias a los subscriptores, los cuales
concurrieron con su óbolo al sostenimiento de esta
obra, que, aunque humilde por sí misma, no es
menos importante que cualquier otra publicación de
mayor relieve. No es ésta ninguna empresa librera
ni de intereses materiales; es una obra de celo,
es un obra de caridad religiosa y social, es una
obra enteramente moral.
Se trata de instruir y afianzar a los buenos en
los principios del catolicismo, de iluminar y
atraer con afabilidad, con la dulce caridad propia
y característica de nuestro divino Maestro a los
extraviados en la práctica de los deberes
religiosos. La única finalidad de nuestros afanes
es la de hacer algún bien o al menos impedir algo
el mal. Ahora bien, >>quién será entre los buenos
y dotados el que se niegue a prestarnos su eficaz
colaboración y ayuda?
Ninguno, estamos ciertos de ello, ninguno se
negará a cooperar con nosotros, y estamos
convencidos de que, si durante cuatro años, hemos
podido sembrar y poner en manos del pueblo más de
setecientos mil folletos de Lecturas Católicas, en
menos tiempo podremos, mediante su colaboración,
doblar el número, sobre todo si se tiene en cuenta
la gran necesidad originada por los tiempos que
corren.
Las asociaciones o sociedades protestantes se
jactan de distribuir entre los católicos millones
y millones de sus opúsculos y sus escritos
corruptores de la fe y de las costumbres; y
nosotros los católicos, >>nos dejaremos vencer?
>>Permitiremos que se
(**Es5.419**))
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