((**Es5.407**)
Esta carta hace referencia a una gravísima
enfermedad de su hermano José de la que nos
ocuparemos más adelante. A este vivo dolor se
añade otro, el de la enfermedad y muerte del
clérigo Juan Massaglia.
En otoño de 1855, había terminado con éxito el
curso de Retórica, vistió la sotana y se quedó en
el Oratorio; ofrecía óptimas esperanzas para los
estudios y para atender los Oratorios. Gozaba de
muy buena salud, pero, víctima de un constipado,
que parecía un sencillo resfriado, fue llevado por
sus padres a Marmorito para curarlo del todo, y
allí murió como mueren los santos. Domingo Savio,
aunque resignado al divino querer, lo lloró muchos
días. Pedro Enría aseguraba con juramento que don
Bosco, lo mismo que la de otros, había predicho su
muerte, narrando un sueño.
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