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((**Es5.399**) de los muchachos al saber que había ido a confesar a Margarita el teólogo Borel, su director espiritual; inmenso su dolor cuando le administraron el Santo Viático. Entonces advirtió Margarita toda la gravedad de su mal y quiso dar lo últimos consejos a sus hijos. Quedóse a solas con don Bosco y le dijo: -Lo que te voy a decir te lo digo con la misma sinceridad que si te lo manifestara en confesión, para que puedas conocer mejor la situación del Oratorio. Ten mucha confianza con los que trabajan contigo en la viña del Señor, pero sólo en aquello que estés seguro que es para la gloria de Dios. Fíjate bien en que muchos buscan su interés más que la gloria de Dios. Yo tengo que partir y he de dejar todo lo del internado en otras manos; es un cambio que puede tener desagradables consecuencias, pero la Virgen seguirá ((**It5.562**)) guiando tus cosas. No busques lujo ni magnificencia en tus obras. Busca la gloria de Dios, y pon como base la pobreza real. Tienes algunos a quienes les gusta la pobreza para los otros, mas no para sí mismos. La enseñanza más eficaz es hacer lo que se manda a los demás. Que tu familia se mantenga en su propia condición, la de la pobreza, y esto les hará mucho bien. Al llegar aquí empezó a hablar de un sinfín de cosas confidenciales, relativas al Oratorio, y con tanto acierto que don Bosco quedó maravillado al ver tan singular agudeza. Le aseguró que los clérigos Rúa, Cagliero, Durando y Francesia serían sus valiosos y fieles ayudantes. De otros le repitió que no se fiara. De los dos hermanos Fer... le dijo: -Atento, porque éstos quieren aprovechar tu ayuda todo lo que puedan y nada más. Finalmente se encomendó a las oraciones de todos los sacerdotes, clérigos y muchachos de la casa, y terminó asegurando que, si era recibida en la gloria, por la misericordia del Señor, le rogaría continuamente por el Oratorio. Luego pareció entrar en un ligero delirio y pronunció unas palabras aparentemente incoherentes. -Ahora, decía mirando fijamente al rostro de don Bosco, haces lo que no sabes y lo que no ves; pero verás y lo sabrás cuando hayas tomado la luz de la Estrella. También habló un rato con su hijo José: -Hijo mío, José, le dijo; tengo que dejarte a ti y a tu familia. Siempre he hecho lo que he podido y creo que todos me habéis correspondido. Procura que tus hijos se conserven en la posición en que Dios los ha colocado, a no ser que aspiren al estado religioso o (**Es5.399**))
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