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I. In ea omnis qui petit accipit, qui quaerit
invenit et pulsanti aperietur. (Mt. VII-8).
En la casa del Señor todo el que pide, recibe;
el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá.
II. Unus autem ex illis qui erat primus sic
ait: quid quaeris et quid vis discere a nobis?
Parati sumus mori, magis quam patrias Dei leges
praevaricari. (II Mac.-2).
Pero uno de los Macabeos, el mayor, dijo así:
>>qué quieres preguntar y saber de nosotros?
Estamos dispuestos a morir antes que violar las
leyes de nuestros padres.
III. Quorum remiseritis peccata remittuntur eis
et quorum retinueritis retenta sunt. (Jn. XX-23).
Dijo Jesús a sus apóstoles: a quienes perdonéis
los pecados, les quedarán perdonados; a quienes se
los retengáis, les quedan retenidos.
IV. Confitemini ergo alterutrum peccata vestra
et orate pro invicem ut salvemini: multum enim
valet deprecatio justi assidua. (Sant. V-16).
Confesaos, pues, mutuamente vuestros pecados, y
orad los unos por los otros, para que seáis
curados.
V. Si confiteamur peccata nostra fidelis est et
justus Deus, ut remittat nobis peccata nostra et
emundet nos ab omni iniquitate. (I Jn. -1, 9).
Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo
es Dios, para perdonarnos los pecados y
purificarnos de toda injusticia.
((**It5.544**)) VI. Et
tibi dabo claves regni coelorum et quodcunque
ligaveris super terram erit ligatum et in coelis,
et quodcumque solveris super terram erit solutum
et in coelis. (Mt. XVI-19).
A ti te daré las llaves del Reino de los
Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado
en los cielos, y lo que desates en la tierra
quedará desatado en los cielos.
VII. Donec confiteantur iniquitates suas et
majorum suorum quibus preavaricati sunt in me et
ambulaverunt ex adverso mihi. (Lev. XXVI-40).
Entonces confesarán su iniquidad y la iniquidad
de sus padres, en la rebeldía con que se rebelaron
contra mí; aun más, porque se enfrentaron conmigo.
VIII. Delictum meum cognitum tibi feci et
injustitiam meam non abscondi. Dixi: confitebor
adversum me injustitiam meam Domino: et tu
remisisti impietatem peccati mei (Sal. XXXI, 5).
Mi pecado te reconocí, y no oculté mi culpa.
Dije: me confesaré Yahvéh de mis rebeldías, y tú
absolviste mi culpa, perdonaste mi pecado.
IX. Et steterunt et confitebantur peccata sua
et iniquitates patrum suorum. (Ne. IX, 2).
Y puestos en pie, confesaron sus pecados y las
culpas de sus padres.
Estas inscripciones son todo un tratado sobre
las confesión. La primera pone como cimiento la
oración, la segunda el propósito de mantenerse en
gracia de Dios, la tercera la institución del
Sacramento y la facultad concedida por Nuestro
Señor a los apóstoles, la cuarta el precepto de
confesar los pecados, la quinta la seguridad del
perdón, la sexta los plenos poderes de Pedro para
desatar y atar con las censuras y reservas, la
séptima y la octava la sinceridad en la confesión,
la novena la costumbre de los judíos de confesar
sus culpas.
(**Es5.387**))
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