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CAPITULO XLIII
DON BOSCO EN SU TIERRA, Y PALABRAS DEL TEOLOGO
CINZANO -LOS MUCHACHOS DE LOS PUEBLOS CERCANOS A I
BECCHI -CARTA A UN ESTUDIANTE -TERMINA EL
INTERNADO: SU POBREZA -DISPOSICIONES MATERIALES
-TALLER DE CARPINTERIA -LA SANTISIMA VIRGEN
REMEDIA UNA GRAN IMPRUDENCIA -LETREROS BAJO LOS
PORTICOS -EL TEOLOGO BOREL CONFIRMA LAS
PREDICCIONES DE DON BOSCO
SALIO don Bosco con su primer grupo hacia I
Becchi, donde empezaba la novena del Santo
Rosario. El 28 de septiembre fue a Castelnuovo a
predicar la fiesta de la Virgen de los Dolores.
El teólogo Antonio Cinzano rebosaba de alegría
cuando podía tenerlo en su parroquia.
<>-Don Bosco, tenías una memoria prodigiosa;
íme recitabas capítulos enteros de teología! íQué
paciencia! íNo acababas nunca! íEras un portento!
Sí, don Bosco, tú haces milagros en Turín, y
apostaría que dentro de poco se hablará de ti en
medio mundo.
>>Y así por este ((**It5.537**)) estilo.
Don Bosco escuchaba, y con aire alegre y sereno
respondió:
>>-Hay sastres que hacen trajes elegantes que
sientan a las mil maravillas a los clientes, y hay
otros que sólo saben remendar; yo soy uno de
éstos>>.
Eran unos treinta los muchachos que fueron a I
Becchi. Estaba entre ellos Juan B. Piano,
actualmente cura párroco de la Gran Madre de Dios
en Turín, el cual nos manifestó que en aquellas
excursiones, que duraban dos semanas, no hubo
nunca el menor incidente, gracias a la actuación y
prudencia de don Bosco, que lo organizaba todo. La
vigilia de la fiesta llegó la suspirada banda de
música, que redobló el entusiasmo de los
campesinos con sus armonías. Mas, no se crea que
la música fuera algo nuevo en I Becchi. Una
pequeña orquesta, que se componía de violín,
guitarra, armonio y flauta, ya había alegrado las
funciones sagradas, las representaciones
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