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((**Es5.381**) <((**It5.535**)) merece no sólo el aplauso, sino también la ayuda de toda Autoridad constituida y, según palabras de Urbano Rattazzi, debería ser una norma consagrada por el Gobierno, subvencionar, según sus posibles, a toda Institución, que bajo cualquier denominación, se dedica a educar al pueblo y le facilita el camino de una educación moral, que de otro modo no podría alcanzar. >>Según él, don Bosco mantenía de buena gana relaciones con las Autoridades civiles, y con ello conseguía dos ventajas: una, para sus muchachos y otra, para el Gobierno. Mediante tal entendimiento, él recibía de los Ministros del Rey subvenciones y apoyo en favor de su Institución y, por otra parte, hospedando a tantos jóvenes pobres y abandonados, les pagaba en la misma moneda; porque sucedía, de vez en cuando, que el Gobierno necesitaba colocar chicos, no tan malos como para merecer ser tenidos como díscolos, pero sí muy necesitados y en peligro, que debían ser internados en algún Centro, y ninguno se prestaba mejor para ello que el de don Bosco. >>Aquí nos viene a la mente una reflexión digna de nota, y es que, pese a las múltiples vicisitudes de tiempos y personas, no siempre buenos, por desgracia, don Bosco logró sacar adelante su obra. Esto se debe ciertamente a la protección del Cielo; pero también hay que decir que él, con el único fin de hacer el bien a los hijos del pueblo, se empeñó en practicar el precepto de Jesús: <>. Son éstas unas reflexiones justas, pero hemos de añadir que Rattazzi, por una triste incoherencia de principios no quiso reconocer en las Ordenes religiosas, que siempre persiguió, el inmenso bien que producían al Estado. (**Es5.381**))
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