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Don Bosco estaba seguro de que el Ministro le
ayudaría, como en efecto sucedió, y de que los
demás pobres de los externos del Oratorio festivo
participarían de la ayuda. Sin embargo, no
satisfecho de cuanto hacía por ellos, concibió un
nuevo proyecto, que comunicó a las personas
caritativas con esta circular:
Ilustrísimo y Benemérito Señor:
Ante la creciente necesidad de instruir a los
muchachos de las clases bajas del pueblo, me he
determinado a abrir una escuela diurna con el fin
de recoger en ella una parte de tantos como andan
vagando por las calles durante el día, ya sea
porque sus padres no se preocupan de ellos, ya sea
porque se encuentran alejados de las escuelas
públicas. No hay que olvidar que en el distrito de
Borgo Dora, Santa Bárbara, Plaza Paesana, Borgo
San Donato ((**It5.532**))
Collegno y Nuestra Señora del Campo hay treinta
mil habitantes, por lo menos, sin iglesia ni
escuelas.
Por eso, para cubrir la necesidad de esos
muchachos, he comenzado a edificar una escuela con
capacidad para unos ciento cincuenta más; como
esto origina gastos en razón de los maestros, la
construcción, el mobiliario y material escolar,
acudo a su reconocida bondad, suplicándole me
ayude, que es lo mismo que ayudar a estos pobres
jovencitos, que se pueden considerar como
abandonados y peligrosos.
Su reconocida bondad me hace esperar que tendrá
en cuenta esta gran necesidad que le expongo: por
ello, con toda gratitud y aprecio, le auguro
copiosas bendiciones del cielo y me profeso.
De Vuestra Señoría.
Turín, 1 de octubre de 1856
Seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
Pero don Bosco, antes de recurrir a la caridad
pública, ya había puesto manos a la obra.
El patio del Oratorio estaba cerrado, por la
parte que daba a la calle de la Jardinera, con un
portalón de dos hojas, que, al abrirse, hacía
sonar una campanilla.
En el espacio que quedaba entre esta entrada y
la iglesia de San Francisco, don Bosco hizo
construir dos aulas. Una muy amplia, que tenía en
el ángulo sud-este una habitacioncita, con salida
al exterior, destinada al portero. La otra, más
pequeña, podía albergar hasta veinte alumnos.
Y publicó una nueva circular:
Ilustrísimo y Benemérito Señor:
Respetuosamente expongo a V.S. Ilma. que, al
acabar los trabajos realizados en esta casa, en
diversas ocasiones ((**It5.533**)) ya
recomendada, me encuentro gravemente apurado para
cubrir los muchos gastos realizados con tal
motivo.
Me dirijo, pues, confiadamente a su reconocida
bondad, rogándole quiera ayudarme
(**Es5.379**))
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