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se daba prisa para reparar los destrozos sufridos
en la construcción, pensaba también ((**It5.530**)) cómo
defender del frío durante el próximo invierno a
sus chicos del Oratorio. Ya hemos dicho que el
Ministro de la Guerra le había regalado capotes
militares. Por eso envió un solicitud al general
La Mármora.
Ilmo. y Benemérito Señor Ministro:
Ya en otras ocasiones recurrí a vuestra Señoría
Ilustrísima en demanda de ayuda para estos pobres
chicos huérfanos y abandonados, que la divina
Providencia me confió, y siempre me vi favorecido
por su caridad. Dado que este año ha crecido el
número de acogidos y han aumentado los gastos por
todo un conjunto de cosas indispensables, me
atrevo a recurrir, una vez más, a su reconocida
bondad con el mismo objeto.
El número de internos pasa de ciento treinta y
siete; muchísimos más acuden a mí pidiendo
vestido, calzado y mantas para defenderse del frío
invernal o para poder presentarse de forma que
puedan ser admitidos a trabajar en algún sitio.
No pido cosas lujosas: toda suerte de calzado y
vestido, sobre todo camisas, mantas, sábanas,
aunque estén usadas y remendadas, las recibiré con
el máximo agradecimiento. Cualquier trapo me
servirá para cubrir a los hijos de los pobres.
Persuadido de que su reconocida caridad tendrá
en cuenta la grave necesidad que le expongo,
agradezco de corazón los favores recibidos en el
pasado, y mientras le auguro copiosas bendiciones
del cielo, me cabe el alto honor de profesarme.
De V. S. Ilma. y Benemérita.
Turín, 30 de septiembre de 1856
Seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
El mismo día escribía otra cartita al Caballero
Génova de Pettinengo.
((**It5.531**))
Benemérito Señor:
Recordando los favores recibidos de Vuestra
Señoría durante los años pasados, recurro
nuevamente al presente, rogándole tenga a bien
prestarnos sus buenos oficios ante el señor
Ministro de la Guerra. He cursado una solicitud a
este señor pidiéndole vestuario, mantas y cosas
parecidas para los pobres muchachos internos en
esta casa, cuyo número y necesidades han
aumentado, a causa de las calamidades del año
pasado. Sé que esto depende de usted, y a usted me
encomiendo con todo respeto.
Confiando en su reconocida caridad, me uno a lo
chicos favorecidos para augurarle abundantes
bendiciones del cielo y profesarme con todo afecto
y gratitud.
De Vuestra Señoría.
Turín, 30 de septiembre de 1856
Seguro servidor
JUAN BOSCO, Pbro.
(**Es5.378**))
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