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((**Es5.374**) Buzzetti no podía convencerse ((**It5.524**)) de que hubiera gente capaz de abusar de la bondad de don Bosco; por eso arremetía con encendidas palabras contra aquel desleal. Don Bosco intentaba calmarlo. -íBuzzetti, tengamos paciencia! Ya verás cómo el Señor nos ayudará. -íSí, sí, nos ayudará! Mientras tanto, usted no duerme, trabaja día y noche para juntar unas liras, y los demás se las roban a millares en un momento. Habría que darles una buena lección. -íDéjalos en paz! Ya se la dará el Señor. Y don Bosco fue profeta, porque aquel infeliz no hizo fortuna, y pese a que don Bosco se limitara a despedirlo y procurara ayudarle por todos los medios, terminó en la miseria. Pero Buzzetti tenía derecho a gritar. Por humildad y por el dedo perdido con el disparo de la pistola, había dejado la sotana. Vivía totalmente entregado al Oratorio. El hacía las reparaciones de la casa, asistía en el comedor, preparaba las mesas, organizaba la limpieza, se multiplicaba en la catequesis y en las clases de música y de canto y se encargaba de la expedición ordinaria de las Lecturas Católicas. Su ingenio perspicaz y su habilidad eran el alma de las rifas, sabía buscar trabajo para los talleres, iba a encargar el pan y a hacer las compras. Presentaba a veces a don Bosco las cuentas con centenares de liras a pagar. ->>Y cómo quieres que las pague ahora, exclamaba don Bosco, si no tengo un céntimo? Y entonces Buzzetti le presentaba sonriendo el recibo del acreedor, que él mismo, con su industria y afortunados negocios, había logrado obtener. Era el guardaespaldas de don Bosco y le acompañaba cuando se temía algún ((**It5.525**)) peligro; salía a su encuentro por la noche y bastaba verlo con su poblada barba roja para que los mal intencionados se mantuvieran a raya. Sus hermanos albañiles le habían dicho en varias ocasiones: ->>Qué haces en el Oratorio, si no vas a ser sacerdote? >>Si muriera don Bosco, qué harías tú, sin un oficio para ganarte la vida? Y José respondía: -Dice don Bosco que también cuando él muera, habrá un pedazo de pan para mí, si le soy fiel. íMuy agradecido por vuestro interés! Pero algún tiempo después, también él pasó momentos de desazón y desaliento. Intuía que la antigua vida patriarcal de familia sería modificada por el reglamento; veía poco a poco cómo pasaba a manos de los clérigos la dirección de los dormitorios, de las clases y de las diversas ramas de enseñanza; cómo se les confiaban incumbencias (**Es5.374**))
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