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((**Es5.369**) altares y los ritos y las oraciones principales de éste han sido practicados desde los primeros siglos de la Iglesia. Prueba lo razonable del empleo de la lengua latina en la liturgia romana y enseña, con San Leonardo de Puerto Mauricio, a alabar y adorar la infinita majestad de Dios desde el principio de la santa misa hasta el evangelio; a pedir perdón y satisfacer a la justicia divina, ofendida con nuestros pecados, desde el evangelio hasta la elevación; a agradecer a Dios todos los beneficios recibidos desde la elevación hasta la comunión, y a manifestarle nuestras necesidades como autor y principio de todas las gracias, desde la comunión hasta el fin. Continuó don Bosco, mientras tanto, sus predicaciones apostólicas ya que él, pudiendo, difícilmente se negaba a tales invitaciones. Cuando no podía, dejaba esperanzas para otra ocasión. Al muy Rdo. Santiago Delprato. Gassino Mi querido amigo: El día de la fiesta de nuestra Señora de los Dolores, estaré en Castelnuovo de Asti predicando la novena de la Virgen del Rosario; así que no puedo aceptar la atenta invitación para el sermón de la Dolorosa. Otra vez será. Me alegro de su buena salud; que el Señor le ayude y le conserve. Recuerdos a su hermano, al señor Vicario, al teólogo Gilio y a don Bertoldo. Ruegue por mí, que le encomiendo de corazón a Jesús y María. Suyo. Turín, 11 de agosto de 1856. Afmo. in C.J. JUAN BOSCO, Pbro. ((**It5.517**)) Don Bosco se veía algo más aliviado en sus ocupaciones, gracias a la constante ayuda que le prestara don Víctor Alasonatti en la dirección del Oratorio festivo y del Internado, que, hasta en vaciones, estaba siempre repleto de huéspedes. Allí había sacerdotes y seminaristas de la diócesis de Ivrea, enviados por su Obispo, que se preparaban para examinarse en la escuela normal, con buenos profesores de metodología de la ciudad. Se contaban casi ciento cincuenta alumnos, porque una parte de los estudiantes volvía, después de un mes de vacaciones, a estudiar durante treinta días y tornaba en octubre a sus casas. Había además otros jóvenes recomendados y hospedados para darles repasos especiales de artes o de ciencias. De uno de éstos, pertenecientes a noble familia, escribía don Bosco a su Excelencia, la duquesa de La Val Montmorency-De Maistre, en Villastellone Borgo: (**Es5.369**))
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