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altares y los ritos y las oraciones principales de
éste han sido practicados desde los primeros
siglos de la Iglesia. Prueba lo razonable del
empleo de la lengua latina en la liturgia romana y
enseña, con San Leonardo de Puerto Mauricio, a
alabar y adorar la infinita majestad de Dios desde
el principio de la santa misa hasta el evangelio;
a pedir perdón y satisfacer a la justicia divina,
ofendida con nuestros pecados, desde el evangelio
hasta la elevación; a agradecer a Dios todos los
beneficios recibidos desde la elevación hasta la
comunión, y a manifestarle nuestras necesidades
como autor y principio de todas las gracias, desde
la comunión hasta el fin.
Continuó don Bosco, mientras tanto, sus
predicaciones apostólicas ya que él, pudiendo,
difícilmente se negaba a tales invitaciones.
Cuando no podía, dejaba esperanzas para otra
ocasión.
Al muy Rdo. Santiago Delprato. Gassino
Mi querido amigo:
El día de la fiesta de nuestra Señora de los
Dolores, estaré en Castelnuovo de Asti predicando
la novena de la Virgen del Rosario; así que no
puedo aceptar la atenta invitación para el sermón
de la Dolorosa. Otra vez será.
Me alegro de su buena salud; que el Señor le
ayude y le conserve. Recuerdos a su hermano, al
señor Vicario, al teólogo Gilio y a don Bertoldo.
Ruegue por mí, que le encomiendo de corazón a
Jesús y María.
Suyo.
Turín, 11 de agosto de 1856.
Afmo. in C.J.
JUAN BOSCO, Pbro.
((**It5.517**)) Don
Bosco se veía algo más aliviado en sus
ocupaciones, gracias a la constante ayuda que le
prestara don Víctor Alasonatti en la dirección del
Oratorio festivo y del Internado, que, hasta en
vaciones, estaba siempre repleto de huéspedes.
Allí había sacerdotes y seminaristas de la
diócesis de Ivrea, enviados por su Obispo, que se
preparaban para examinarse en la escuela normal,
con buenos profesores de metodología de la ciudad.
Se contaban casi ciento cincuenta alumnos,
porque una parte de los estudiantes volvía,
después de un mes de vacaciones, a estudiar
durante treinta días y tornaba en octubre a sus
casas. Había además otros jóvenes recomendados y
hospedados para darles repasos especiales de artes
o de ciencias. De uno de éstos, pertenecientes a
noble familia, escribía don Bosco a su Excelencia,
la duquesa de La Val Montmorency-De Maistre, en
Villastellone Borgo:
(**Es5.369**))
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