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((**Es5.364**) El buen sacerdote escribió enseguida a Cavour, al padre del jovencito, diciéndole que su hijo se hallaba recogido en su casa y preguntándole si estaba conforme con que continuase ((**It5.509**)) allí. El padre, satisfecho con semejante noticia, condescendió con sumo gusto. >>Yo conocí a este joven, que continuó en el Oratorio hasta que partió para el servicio militar. Siguió siendo un hombre honrado, y actualmente está bien colocado en Turín; siempre que se presenta la ocasión de hablarnos, manifiesta su agradecimiento a don Bosco, a quien atribuye todo el mérito de su buena educación juvenil>>. Tenía también don Bosco un gran cariño a los chicos del Oratorio festivo. Cuando habían de marcharse de Turín para ir a vivir en otra parte, no los olvidaba, sino que seguía interesándose por su bien. Seleccionamos, de entre muchísimos testimonios, el siguiente, escrito por el mismo Juan Villa, arriba nombrado: <>Nosotros quedamos emocionados sobremanera ante el delicado recuerdo de don Bosco; acudimos el día señalado al Oratorio de San Felipe, y en cuanto lo vimos, nos dirigió él mismo su amables palabra, preguntándonos si continuábamos siendo siempre asiduos en hacer el bien, como se nos había enseñado en el Oratorio. Luego me invitó a ir a Turín. Mi padre no quería de momento, pero al fin me dio permiso. >>Al llegar a Turín, enseguida encontré trabajo, de modo que reanudé mi oficio y seguí frecuentando asiduamente el Oratorio de don Bosco. Por tanto, ((**It5.510**)) a don Bosco debo todo mi reconocimiento por el cariño que me dispensó y el gran bien que me hizo. Hasta durante el servicio militar, que cumplí por varios años en Italia Central, don Bosco me enviaba directamente saludables consejos y escribía al obispo de Osimo para recomendarme. Y mi actual posición en el comercio la debo a la educación recibida de don Bosco y a sus buenos oficios ante los que me ayudaron a conseguir una fortuna. Y lo mismo que se interesó por mí, lo hizo por todos los que recurrían a él>>. Mientras tanto, don Bosco se preparaba para ir a Lanzo y enviaba una cartita a Savigliano Monasterolo para el seminarista Santiago Delprato, el cual, adscrito a la diócesis de Turín, le había pedido consejo sobre su vocación, al igual de otros compañeros suyos. (**Es5.364**))
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