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Patrias, etcétera, mancillaban brutalmente la
Historia Italiana, sacando del olvido rancias
calumnias, ya mil veces refutadas, contra los
Papas, pintándolos como enemigos de Italia,
tergiversando, retorciendo en mal sentido o
callando los más gloriosos acontecimientos, para
poner en su lugar como verdades históricas, meras
invenciones u opiniones de cerebros locos, con tal
que desacreditaran al Papado. Más aún, los mismos
Romanos Pontífices, con fama de ser los más
beneméritos de la península, eran presentados como
los responsables de sus desgracias y desventuras,
y lo que era peor, aquellas historias nacionales
empezaban a adoptarse como libros de texto en
varias escuelas.
Añádase a esto que los protestantes combatían
firmemente, desde sus tres periódicos, al Papado,
y la prensa sectaria atacaba el dominio temporal,
falseando su origen y su finalidad y negando que
estuviera asentado en el derecho.
((**It5.495**)) Estas
traiciones a la verdad, este envenenamiento de las
mentes juveniles sublevaba el alma de don Bosco
decidiéndole a suministrarles el contraveneno más
eficaz que él pudiese. El clérigo Miguel Rúa
escribió en limpio toda la Historia de Italia, al
dictado de don Bosco, y el jovencito Melchor Voli,
más tarde abogado, alcalde de Turín, y senador del
Reino, ayudó a corregirla, juntándose con él en
Casa Roasenda, ya que el manuscrito original
estaba cubierto de correcciones. El 1855 inició en
Paravía la impresión. Sus páginas son una
verdadera defensa de la Iglesia y de los Papas,
muestran los favores que han prestado a la
civilización, y en particular a Italia, y
defienden con argumentos perentorios el dominio
temporal de los Papas, necesario para el libre
ejercicio de su autoridad espiritual.
La obra está dividida en cuatro períodos. Pero,
así como todos los historiadores dividen la parte
que toca a la historia romana en tres épocas, la
del Rey, la de la República y la del Imperio, don
Bosco la divide en dos: la Italia pagana y la
Italia cristiana. Con ello se ve cada vez mejor el
profundo sentimiento que albergaba en su corazón:
Jesucristo, su Vicario y su Iglesia.
La primera época o período comienza con los
primeros habitantes de Italia, y se extiende hasta
lo inicios de la era vulgar, cuando todo el
Imperio Romano cayó bajo el imperio de Augusto. La
segunda época desde el principio del Imperio
Romano hasta la caída del mismo en Occidente el
año 476, tiempo en el que el cristianismo se
propagó y se estableció por toda Italia. La
tercera época comienza con la caída del Imperio
Romano en occidente y llega hasta el
descubrimiento
(**Es5.354**))
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