((**Es5.342**)((**It5.478**))
CAPITULO XXXIX
COMPAÑIA DE LA INMACULADA -SU REGLAMENTO -BIEN QUE
APORTA A LOS ALUMNOS -CARTA DE DON BOSCO A UN
MUCHACHO -NUEVAS INDULGENCIAS -FIESTA DE SAN LUIS
-MUCHACHOS AMENAZADOS Y DEFENDIDOS -LECTURAS
CATOLICAS
DESPUES de haber creado la Conferencia aneja a las
conferencias de san Vicente en el Oratorio de San
Francisco de Sales, se organizó una nueva Compañía
el 1856. Hacía algún tiempo que un grupo de
alumnos se había enfriado un poco en la piedad y
en la diligencia en los estudios; parecía que la
casa no marchaba con la regularidad de antes, dado
el crecido número de muchachos de diversa índole,
educación y origen. Cierto día de entre semana,
cosa insólita no se acercó ninguno a comulgar. Don
Bosco, que celebraba la Santa Misa, después de
destapar el copón, tuvo que volver a cubrirlo y
cerrarlo en el sagrario. El muchacho Celestino
Durando, que había ingresado en el Oratorio el
último día de abril, era estudiante de humanidades
y cursaba aquel año el gimnasio en el colegio
Nacional del Carmen; le acompañaba José
Bongiovanni, que estudiaba en una escuela
particular. Al llegar al Rondó, le dijo:
->>Te has fijado esta mañana? ((**It5.479**)) Tiene
que haberle sentado muy mal a don Bosco.
Cuando volvieron los dos a casa, determinaron,
juntamente con sus compañeros Bonetti, Marcellino,
Rocchietti, Vaschetti, y Rúa formar entre ellos
una sociedad, cuyos miembros elegirían un día
determinado de la semana para comulgar, de suerte
que todas las mañanas hubiera algunos comulgantes.
Y así se hizo con gran satisfacción de don Bosco.
Hay que advertir, sin embargo, que los domingos,
podía decirse que había comunión general.
Domingo Savio se adhirió con entusiasmo a esta
piadosa sociedad, y pensó, aconsejado por don
Bosco, hacerla duradera. Guiado, pues, por su
ingeniosa caridad, eligió a algunos de los mejores
compañeros
(**Es5.342**))
<Anterior: 5. 341><Siguiente: 5. 343>