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>>Don Bosco los recibió cortésmente, mas, para
no dejar ((**It5.474**)) solos a
los chicos que estaban en recreo, con toda
sencillez les invitó a sentarse sobre un banco de
madera en mitad del patio y, terminado el recreo,
les dio un catecismo y asignó una sección a cada
uno. Los buenos señores aceptaron complacidos.
>>Asistieron luego con gran satisfacción a la
reunión que se celebró después de la función de
iglesia. El nutrido grupo de jóvenes que vieron
ante ellos y el espíritu que los animaba, más las
normas precisas con las que supieron les había
preparado don Bosco para el desempeño de aquella
obra de caridad, les convencieron del gran bien
que allí se hacía. Yo mismo tuve la suerte de
asistir a aquella visita>>.
El señor Juan Villa recuerda también que tomó
parte en la reunión el Presidente de las
Conferencias de san Vicente de Roma, y que éste
dirigió unas palabras tan hermosas que, al
terminar, don Bosco le dijo conmovido:
-íHabla usted como un apóstol!
Podríamos exponer algunos episodios
relacionados con este tema, pero los reservamos
para el tiempo en que sucedieron. No podemos, sin
embargo, dispensarnos de anticipar una breve nota
sinóptica a fin de que nuestros lectores puedan
apreciar de un vistazo el nacimiento, el
desarrollo y el cese de las Conferencias anejas
que don Bosco mantuvo, hasta que la Sociedad de
San Vicente, crecida en número, proveyó de otra
forma a las necesidades de aquellas zonas, donde
se habían establecido.
AÑO 1859. Se establecen las Conferencias anejas
en los Oratorios del Angel Custodio en Vanchiglia
y de San José en San Salvador de Turín; éste
último propiedad del señor don Carlos Occelletti.
AÑO 1860. Se cierra la Conferencia aneja del
Oratorio de San Luis en Puerta Nueva.
((**It5.475**)) AÑO
1864. Cesan las Conferencias anejas de los
Oratorios del Angel Custodio en Vanchiglia y de
San José.
La única, pues, que siguió en pie, fue la
primera que se fundó en Valdocco y que continuó
todavía durante años cumpliendo su misión. Entre
sus socios figuran los nombres de Pablo Albera,
Santiago Costamagna, Constancio Rinaudo, Luis
Jarach, José Lazzero y Francisco Provera. En un
documento, que parece escrito en 1872, se lee lo
que aún seguían haciendo sus miembros, se halla
una nueva prueba de cuanto hemos narrado y hay una
noticia de los últimos sucesos de la Conferencia.
Es una especie de preámbulo oficial al acta de una
Reunión. Por no intercalar aquella página,
anticipamos
(**Es5.339**))
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