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de don Bosco, que desde entonces no dejaron de
ayudarlo. Dotados de una inteligencia y lealtad a
toda prueba, progresaron tanto en el arte de la
construcción, que llegaron a alcanzar merecida
fama entre los primeros empresarios de Turín. Como
urgía tener los locales a punto para empezar el
próximo otoño, se aceleraron de tal modo las obras
que, a finales de julio estaba cubierto el nuevo
edificio y abovedadas las cuatro plantas, con lo
que se esperaba poder habitarlas en breve.
Mientras adelantaban las obras, don Bosco salió
un día del Oratorio, y se topó en el camino con un
carro de mulas parado, por lo que detuvo el paso.
Los arrieros le dijeron:
-No tenga miedo; fíese, siga adelante, son
mulas mansas.
Y don Bosco replicó graciosamente:
-Ya mi madre me decía: Juanito, no te fíes
nunca de quien no va a confesarse.
Los arrieros le miraron con una sonrisa
maliciosa, dando a entender que la pulla iba
dirigida a ellos.
Otra vez, iba él tan tranquilo por lo que hoy
es avenida de la Reina Margarita; caminaba sin
fijarse, cuando se encontró ante un caballo
enganchado a un carro. El carretero le dijo que
tuviera cuidado con el animal, porque podía
soltarle una coz. Don Bosco le respondió:
-Ya lo digo yo siempre: hay que cuidarse de
quien no cumple con Pascua.
Bien puede decirse que toda frase de don Bosco
era una invitación a la confesión.
Desde el principio, el Ministro Rattazzi, tras
una petición de don Bosco, tuvo la delicadeza de
asignarle enseguida mil liras ((**It5.460**)) para
hacer frente a los primeros gastos de la nueva
obra. El 9 de mayo de 1856, le escribía desde el
Ministerio del Interior de Turín lo siguiente:
El Ministro abajo firmante aplaude el proyecto
del sacerdote don Juan Bosco, Director del
Oratorio masculino de Valdocco, de ampliar la
actual construcción para poder atender a un mayor
número de pobres muchachos abandonados y le
comunica que para ayudarle a sufragar los gastos
correspondientes, ha determinado concederle una
subvención de mil liras con cargo al Balance de
este Ministerio. Lamentando que las estrecheces en
que se halla el erario no permitan una mayor
cantidad, le comunica que dicha suma, le será
satisfecha con la entrega de quinientas liras por
el Cajero de este Ministerio y las restantes por
el Tesorero de la Provincia de esta capital.
El
Ministro
URBANO RATTAZZI
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