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Con profunda estima y semejante aprecio en
nuestro Divino Salvador y Rey Jesucristo tengo el
honor de profesarme.
De V. S. Rvdma.
Turín, 14 de abril de 1856
Su seguro
servidor
JUAN
PRINA-CARPANI, Ing.
Hay que ver la cantidad de disparates,
incoherencias, y pruebas de evidente obstinación
en el error que acumula este señor en una sola
página. Es lo sificiente para demostrar que el
protestantismo es algo tan en contra de la razón,
que para abrazarlo hay que andar medio loco, tener
el corazón corrompido o un espíritu
irracionalmente soberbio contra Jesús legislador.
De ahí la obstinación de los herejes. Difícilmente
conduce a la conversión el discutir con ellos. Su
error es evidente para quien posea un
entendimiento sano. El folleto de marzo de 1838,
N.§ LVII, página 281, de los Anales de la
Propagación de la Fe, narra un diálogo público
entre Monseñor Púrcell Obispo de Cincinnati y un
ministro ((**It5.454**))
protestante. Terminaba el Obispo así:
<>quién de los tres
tiene razón?
-Os lo digo enseguida, contestó el rabino: Si
el Mesías no ha venido, yo tengo la razón; si el
Mesías ha venido, tiene razón el católico: usted,
lo mismo si ha venido que si no ha venido, siempre
está en el error>>.
El encuentro entre don Bosco y el ingeniero se
celebró; pero no sabemos con qué resultado para el
alma del pobre protestante.
El método que don Bosco seguía en estas
discusiones era el mismo que leemos en sus
opúsculos, sobre todo en aquellos que se titulan:
Luis, o sea, diálogo entre un abogado y un
ministro protestante. Maximino, o sea, encuentro
entre un jovencito y un pastor protestante en el
Capitolio. Severino etc...
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