((**Es5.306**)
Don Víctor Alasonatti alude a esta misión en su
contestación a una carta del Rvdo. Rosaz, canónigo
de la catedral de Susa, donde se encontraba el
teólogo Borel aquellos días.
Muy Rvdo. y queridísimo Sr. Canónigo:
Espero haya recibido los cien carnés
dominicales, para llevar cuenta de los muchachos
que asisten a sus instrucciones y reciben la
celosa asistencia de V.S. Rvdma.
La distinguida Sociedad de San Vicente de Paúl,
cuyas noticias me pide, dividida en muchas
conferencias y esparcida por toda esta ciudad, es
la promotora de la buena educación y de la mayor
parte de la moralidad que se advierte en el
pueblo. Se interesa también por conocer el
albergue de sus protegidos, con quién viven,
cuándo y en qué trabajan: es increíble el bien que
hace.
Tenga la bondad de indicar al teólogo Borel que
sus órdenes serán cumplidas puntualmente; al menos
así me lo prometió el joven a quien entregué la
nota con su correspondiente explicación. Salúdelo
a él y a los señores canónigos Marzolino, Gey,
etc. en mi nombre y en el de don Bosco, que ha
vuelto hoy de una población donde ha predicado los
ejercicios espirituales, cosechando los mas
señalados triunfos y las más gloriosas palmas.
Baste decir que en vano ya habían pretendido otros
organizarlos por dos veces anteriormente; pero
esta vez cayeron tan bien, que para subir al
púlpito ((**It5.425**)) había
que ir abriéndose paso entre la gente y dar la
vuelta a la iglesia. Y esto en Viarigi, patria del
famoso Grignaschi.
El Señor le bendiga a usted y a su obra. Con un
abrazo de mi mayor aprecio y maximo respeto
créame.
De V.S. Ilma.
Turín, a medianoche del 19 al 20 del 1856.
Afmos. servidores
Pbros. J. BOSCO y
J. BTA. ALASONATTl,
en su nombre.
Pero don Bosco no quedaba totalmente satisfecho
del fruto alcanzado mientras no consiguiera ver
sinceramente arrepentido o al menos inofensivo, a
Grignaschi. Y a tal extremo llegó su caridad que
finalmente, después de las primeras resistencias,
pudo obtener de él, en una visita que le hizo en
diciembre de 1856 o en enero de 1857, la
retractación escrita de sus errores, que
inmediatamente envió al obispo de Novara. Este la
remitió a la Sagrada Congregación del Santo
Oficio, la cual, no hallándola satisfactoria,
preparó otra más explícita, que Grignaschi aceptó.
Monseñor Gentile, delegado de la Santa Sede,
fue al castillo de Ivrea el 2 de abril de 1857:
Grignaschi, de rodillas ante él, leyó palabra por
palabra el escrito que se le impuso para su
abjuración, confesó la enormidad de sus culpas y
prometió bajo juramento renunciar a
(**Es5.306**))
<Anterior: 5. 305><Siguiente: 5. 307>